Si el documento filtrado sobre la intervención del candidato de Vox en la moción de censura contra Pedro Sánchez resulta ser una versión cuasidefinitiva del discurso preparado por Ramón Tamames, el problema para el Partido Popular es mayor de lo que se preveía, porque se confirma que la iniciativa del partido de ultraderecha va tanto contra el jefe del Ejecutivo como contra el propio PP que se verá identificado en muchas partes del diagnóstico que va a realizar.
Porque el discurso que pronunciará Tamames la próxima semana es tan templado con respecto a los problemas que afectan al país que el PP no es que no deba votar no, como hizo Pablo Casado para marcar distancias con el partido de la extrema derecha en la anterior moción de censura de Vox, ni tan siquiera debieran abstenerse, como ha anunciado el líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, sino que tendrían que votar a favor del inveterado profesor por cuanto su análisis de situación, que no programa de gobierno, es muy similar al que hace el propio PP, sin las estridencias y salidas de tono de los dirigentes de Vox.
Aunque el avance de las líneas maestras del discurso de Ramón Tamames le resta ya a la primera parte de la moción mucha de la expectación creada sobre cual iba a ser el tenor de su intervención, el líder de Vox, Santiago Abascal ha hecho de la necesidad virtud y el desvelamiento le ha servido para pedirle al PP que "reflexione" sobre el sentido de su voto: "¿Por qué van a abstenerse ante una intervención que en gran medida coincide con sus planteamientos?", se pregunta Abascal, sobre todo porque la petición central de Tamames será la convocatoria de elecciones generales anticipadas, una demanda que ha realizado el PP casi desde el mismo momento en que se formó el "gobierno Frankenstein".
El PP, sin embargo, dice no estar de cuerdo con la afirmación de Tamames de que España "se asemeja más a una moderna autocracia absorbente que a una democracia ejemplar" pero tampoco ha escatimado las alusiones sobre la ilegitimidad del Gobierno y ha realizado una continua asimilación del sanchismo y la dependencia de sus socios a la demagogia y el populismo.
Tamames, incluso, se queda corto para lo que son los estándares de Vox, en sus críticas contra el feminismo, la desprotección del derecho a la vida, o las ideologías de género, que en la formulación del candidato -no se olvide- a presidir el Gobierno, están alejadas de las diatribas habituales de Vox y que son asimilables a las posiciones defendidas por el PP.
Lo mismo ocurre en sus ataques a la ley de memoria democrática, en su defensa del espíritu de la Transición, al denunciar la inseguridad jurídica, la pérdida del valor del esfuerzo en educación, la deriva chavista del Gobierno en determinadas decisiones económicas, el deterioro de la independencia judicial, la inmigración o el inexplicado cambio de posición sobre el Sahara en favor de las posiciones de Marruecos, en las que las palabras de Tamames son intercambiables con la de otros portavoces del Partido Popular.
A pesar del distinto tono y de la dureza de las intervenciones de Abascal y del discurso de Tamames, ambos dicen estar encantados de haberse conocido de tener más coincidencias que discrepancias. Pero más que el candidato de Vox, el viejo profesor parece más un portavoz del PP.