José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


Memoria

23/09/2020

Que un trabajo destacado como Habitar el agua. La colonización en la España del siglo XX, de los fotógrafos y arquitectos Ana Amado y Andrés Patiño, haya obtenido el premio al libro del año 2020, que otorga PhotoEspaña, no deja de ser una extrañeza temática bien visible. Y tras el panorama que describe la anunciada Ley de Memoria Democrática, que promociona el gobierno de coalición que preside Sánchez, también una imposibilidad fáctica y conceptual. Imposibilidad en la medida en que el contenido del libro premiado al versar sobre el desarrollo de la Colonización –y por ende los desarrollos del Instituto Nacional de Colonización– verificada en los años álgidos del franquismo entraría en conflicto con la filosofía (¿…?) que ilumina el texto anunciado y con sus limitaciones y veladuras.

Ya se sabe que, a partir de la entrada en vigor de la citada norma denominada de forma conflictiva y oblicua, habrá territorios vedados no ya para la exaltación política –caso de que aún existan exaltados del franquismo como reliquias del presente y cómo fósiles humanos de una bilogía imposible– sino para el estudio mismo de aspectos sociales y culturales que ocurrieron bajo el mando del dictador.

Por esas simplificaciones a las que tan dados somos, se confunde la parte con el todo. Y se omite, o se pretende, ciertas aproximaciones críticas al cine, al arte, a la literatura o a la arquitectura que se produjeron en ese periodo histórico, al que volvemos con una rara periodicidad atormentada y unidireccional. Sancionar y limitar –prohibir incluso– tales extremos –los del estudio de las producciones culturales y artísticas habidas entre 1939 y 1975–, como algunos lectores prematuros del texto legal anuncian con alma inquisitorial, será demostrativo del carácter torcido de la norma que quiere regular el presente desde el pasado y viceversa.

Hace unos días Daniel Gascón, escribía en el diario El País, su texto Para qué sirve la Guerra Civil, donde fijaba entre otras observaciones no menores, que: “Se teoriza sobre un silencio o un problema con el pasado: la producción historiográfica ha sido espectacular, se han escrito novelas y rodado películas. La contienda [de la Guerra Civil] y la dictadura [posterior] son nuestra primera industria y guerra cultural”. Para advertir el pozo sin fondo de estudios y contribuciones sobre todo ese continente de las realizaciones culturales, no del franquismo, sino habidas bajo el franquismo. Desde esta consideración no se podrá volver la vista atrás, bajo peligro de excomunión, incluso de conversión –no en estatua de sal– sino en estatua del pasado aborrecido y aborrecible. Memoria inversa.