Elisabeth Porrero

Elisabeth Porrero


La palabra de Juana Pinés y nuestra

23/09/2020

Juana Pinés nos dice en su último poemario que Es tuya la palabra (Editorial Lastura). Para elaborarlo ha tomado versos de diversos poetas que le han inspirado y, bajo esos encabezados, ha escrito unos poemas, como siempre, maravillosos, donde la principal característica de su obra: la fuerza, está más presente que nunca. Así, con estos versos desgarradores expresa el deseo: «Y, sin embargo,/ ¡deseé tantas veces/sentir cómo crujían/ los huesos de mi pobre corazón entre tus dientes…» Corresponde a un poema que abre una cita de Pedro Antonio González Moreno «que es tiempo todavía/ de abrazarnos al vuelo de los últimos pájaros».
Juana va tejiendo hermosísimas redes de palabras que hacen perfectamente su trabajo de atrapar el corazón de quien las lee. Toda ella es sinónimo de ternura y, como lo que escribimos es el reflejo de cómo somos, esa ternura unida a la serenidad y al arrojo que también la caracterizan, su obra es un  bello y alegre arroyo donde se espejean estas cualidades y ese el éxito de todo lo que escribe. 
En este libro hay referencias a la infancia, a la muerte, a las madres, al amor de pareja, a la poesía, al dolor o al sol que sale, siempre, después de la noche a la que nos lleva este dolor. En resumen, una profundísima reflexión sobre todos los sentimientos que van marcando la vida, y en concreto la suya. Pero su empatía, tanto al escribir como en su vida diaria, es tan grande que en cualquiera de estos poemas nos sentimos perfectamente identificados.
En  SOY, encabezado por la reflexión de Ángel González «¿Cómo seré yo cuando no sea yo?» Juana profundiza en aquello que nos vamos convirtiendo según vamos viviendo y, tras el desarrollo de un magistral poema, llega a la siguiente conclusión «Soy, sin lugar a dudas/un corazón que está desamueblándose». La hermosa rotundidad de estos versos se repite muchas veces a lo largo de esta obra. Así, afirma en Madres (con la cita de Jerónimo Calero: ¡Las madres quieren tanto!) que «Si hubiera un paraíso más allá de las nubes/un cielo inextinguible…/ese cielo estaría, tal vez, lleno de madres». Y al final de este homenaje a las madres nos dice «las manos de las madres florecen a diario /y acaban germinándoles dos alas diminutas».
Todo lo que es Juana, su interminable asombro por cada flor o paisaje, su curiosidad, su amor por la literatura, su alegría de vivir, o la ternura y la fuerza a las que al principio hacía referencia quedan escritas en Es tuya la palabra, otro hermoso regalo que nos hace, como cada vez que publica un libro.