Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


Lo de Vinicius y el racismo enfrían la campaña

25/05/2023

Ignoro, como es natural y lógico, si en el asunto Vinicius -supongo que el Vinicius senior será el papa, así, sin acento o tilde, ni nada-, ya que este que anda por aquí, por España liando alguna tangana que otra, es el junior, o al menos eso y así es lo que le distingue del resto de los compañeros del Real Madrid, club de pertenencia, y de toda la Liga española de fútbol. Bueno, parece que también le distingue, por si el nombre no fuese suficiente, su calidad de juego. Servidor de ustedes debe confesar, por si metiese la pata hasta el corvejón, que me defiendo muy mal en esto del fútbol, hasta el punto de que en los dos lustros que  viví en Madrid de corrido, ni una sola vez pisé los pasillos ni me senté en los tendidos de los estadios de los clubes propietarios. Me quedé en los tiempos de la Saeta, la Galerna…, y, antes que nada y nadie, de don Santiago, el personaje con más influencia en España  por aquellos entonces, a excepción, claro está,  de don Paco Pantanos, el hombre que, amén de…, llenó España de enormes agujeros dónde almacenar agua. Pero dicho que no entiendo de fútbol, debo situarme en el bloque de los que afirman que España no es racista, pero que tiene un problema de racismo subyacente que aflora, con fuerza, en los campos de fútbol y centros similares, pero, insisto, muy especialmente en los campos del llamado deporte rey
Lo de Vinicius hay que enfocarlo como parte de la cobarde, peligrosa y antidemocrática actitud general en esta España de nuestros pecados. ¿Que qué tiene que ver la actitud general con la de las minorías tipo Mestalla o barrio Buena Vista? No me negarán ustedes que, con coincidencia en el tema y en el tiempo, así como en los modos y las formas, hay bastantes similitudes entre los energúmenos de Valencia y los energúmenos más dos de Barcelona. Escondidos en la condición de masa, grupos más o menos numerosos, generalmente de una tendencia político social muy concreta, -izquierda radical-, estos sectores de la sociedad  española y agregados te montan un cirio de tamaño sobrenatural ya sea por Vinicius o por el desalojo de uno o doce habitáculos ocupados ilegalmente. El caso es okupar, revolver, generar la máxima tensión en los ciudadanos normales, y evitar, así, que un genio negro -en este caso Vini- como el betún, decante hacia sus colores, los que le pagan y a los que pertenece, un partido, o dos, o tres. Y los que mandan, y cobran, y van al palco, al menos hasta ahora, han callado de manera, insisto, vergonzosa, sin medir, antes que nada que, ya ha llegado ese día, que nos pondrían a parir, y más, fuera, y dentro, de España. 
Y como la vida es como es, y en otros lugares tienen también sus problemas y tratan de taparlos, como aquí, pues ya anda la diplomacia brasileña removiendo el asunto, y los organismos futboleros mundiales, y nuestros clubes, y la Liga y la Federación, tratando de apuntarse algo de lo menos malo que pudiera tener el asunto Vini. Sí, hay racismo, aunque España no lo sea, pero como la Leyenda Negra es algo real, que anda entre las telarañas de millones de cerebros, no debe extrañarnos que nos lo cobren a las primeras de cambio.
¡Ah!, y Pedro Sánchez, y algunos más, tan contentos porque ese muchacho, provocador  a veces, cierto es, haya dado lugar a la odiosa intervención de los Coros de Mestalla y haya arrinconada la campaña y lo de las compras de votos.