Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


Terribles efectos de la Diada

14/09/2020

Mientras miles de personas se manifestaban en toda Cataluña para celebrar su Diada, la Consejería de Salud de la Generalitat informaba de 1.251 nuevos contagiados en esa comunidad, con una tasa de infección de más de 200 por cada 100.000 habitantes y un  riesgo claro de rebrote descontrolado.
Aún así, y en contra de todos sus consejos, normas e instrucciones, el Gobierno de Quim Torra no solo autorizó las congregaciones públicas este Once de Septiembre, sino que las jaleó abiertamente desde su televisión, TV3, que pagamos todos pero la usufructúan tan sólo los separatistas.
Esta jornada de la fiesta de Cataluña arriesga convertirse en la fecha más luctuosa en estos momentos de rebrotes generalizados y de particular incidencia de la pandemia en esa comunidad. Los expertos hablan de que más de 2.000 personas se infectará por haber participado o por estar en contacto con alguno de los asistentes a estas concentraciones.
El Gobierno de la Generalitat había prohibido las reuniones de más de diez personas, instrucción que levantó al percatarse de que no había tenido en cuenta la célebre Diada, fecha en la que los independentistas celebran jubilosamente una derrota de hace tres siglos.
Las organizaciones separatistas animaron a sus acólitos a salir a la calle y lo hicieron, en número menor a lo habitual, pero con presencia suficiente como para convertirse en un verdadero riesgo para la salud de todos. No sólo de quienes están imbuidos del pensamiento nacionalista sino para la sociedad entera. ¿O es que no se han enterado aún de lo que es este virus, de lo que es una pandemia, lo que supone para los profesionales sanitarios y para toda la sociedad, incluidos sus familiares y personas más próximas?
 Esta Diada, que evidenció las profundas divisiones políticas que laten en el seno de la fauna independentista, puso mayoritariamente de relieve el fanatismo delirante de una ideología que, como los negacionistas de la pandemia, convoca a sus seguidores a protagonizar actos suicidas en aras de un bien supremo. El Gobierno catalán ha dado pruebas, una vez más de su falta de responsabilidad y de su absoluto desprecio por la integridad de los ciudadanos a los que, supuestamente, debería cuidar..