Francisco García Marquina

EN VERSO LIBRE

Francisco García Marquina


El mensaje del Rey en Navidad

05/01/2021

Han pasado las Navidades, las que Sánchez llamaba con elusiva cobardía ‘Fiestas del afecto’, pero aún resuena este vaticinio de su allegado Iglesias: «Sospecho que muchos compatriotas que estarán escuchando el discurso del Rey se van a preguntar luego sin son monárquicos o republicanos, ese debate se va a dar en las cenas, no hay que tener miedo a los debates».
Miedo, ninguno, sino desinterés porque la realidad es que esa elección solamente es preocupante para muy pocos españoles. El barómetro del CIS en diciembre registraba que la monarquía sólo es un problema para un 0,3%, pues lo que más preocupa es la salud a un 50% y la economía a un 40%. Estos sondeos desbaratan las ideas del caudillo podemita, porque sólo para él y sus gentes la monarquía sí es un problema importante, ya que toda su preocupación es cómo quitar al Borbón para ponerse en su lugar.
Iglesias ha centrado sus esfuerzos en buscar en la monarquía la causa de todos los males y, aprovechando que Juan Carlos a última hora nos ha salido rana, busca invalidar a una institución por el descrédito muy lamentable de una persona perteneciente a ella y de cuyos abusos no ha de encargarse él sino la justicia. ¿Por qué hace materia capital de sus afanes el cambio de monarquía a república, cuando el verdadero dilema es entre democracia y dictadura, pues ambas se pueden dar bajo una u otra forma de modelo de Estado? Cualquiera prefiere a una monarquía europea antes que una república bananera. Todo esto sabiendo que, siendo representativa y honesta la institución, es igual un reino que una república. Con la que está cayendo, salvo esos beneficiarios de la demolición del Reino, tampoco existe en España una masa crítica y movilizada de ciudadanos suficiente para esa nueva fundación política. ¿Qué gano yo si una mañana me despierto en ‘modo republicano’ y con Iglesias al frente del Estado?
El comunismo se impone mediante la revolución, y un primer obstáculo es la Monarquía, como revela Iglesias con esta incongruencia: «España no necesita reyes, sino servicios públicos de calidad, trabajo digno y diálogo» o Garzón con esta gratuidad: «la monarquía es una institución intrínsecamente corrupta» o el diputado de UP Enrique Santiago con la barbaridad de elogiar a Lenin por haber decidido la matanza de los Romanov y ofrecerse personalmente para ir a la Zarzuela y hacer lo mismo con la familia Borbón.
La monarquía fue ampliamente aceptada en el referéndum de la Constitución de 1978 y en 2014 el 85,4% de parlamentarios votaron a favor de la Coronación de Felipe. Metroscopia revela que hoy el 74% de los encuestados considera que el monarca desempeña bien su labor integradora en una nación que es la que realmente está en quiebra con un caos de múltiples mandatarios rapaces e incompetentes. El discurso de Felipe VI es tan sensato, que precisamente por ello sufre el rechazo del separatismo y el extremismo. Las intervenciones en el Congreso de Rufián, Echenique, Aizpurúa y Borrás contra el monarca, son la más elocuente prueba de que aquí y ahora no cabe mejor elección que la del rey Felipe.