Ilia Galán

LA OTRA MIRADA

Ilia Galán

Poeta y filósofo


Luz, más luz

05/09/2021

Los estertores de la muerte se anunciaban próximos y el gran poeta germano, Goethe, que había sido flamante ministro y referente esencial en el mundo cultural alemán, veía sus últimos momentos, pero como no veía los suficiente, dijo a los presentes: «luz, más luz». Fueron sus últimas palabras, esperemos lograra el encuentro con la Luz celeste y el paso a una dimensión más amable que la presente. Hermoso final, hoy un tanto en entredicho, por la brutal subida de las tarifas que afectan, y no por igual, a ricos y a pobres o casi a mendigos. 
Ya en 2019 se dio una de esas grandes subidas en el coste de un bien que hoy es esencial y se hablaba de quienes morían por la pobreza energética, más de siete mil personas que enfermaban y desaparecían de nuestro entorno, al final del invierno, para algunos un triste infierno. El extremo calor o el extremo frío conducen a más de uno a la tumba. Muchos partidos clamaron al cielo indignados por tamaño desafuero. Hoy, en cambio, con algunos de esos supuestos defensores de los obreros en el Gobierno, hallamos que el coste de la luz se ha multiplicado en unos días por cuatro, expoliando nuestros bolsillos.
No solo son los frigoríficos, la luz con la que cocinamos, leemos o vemos las noticias, el ordenador con el que no tenemos más remedio que trabajar o recargar un teléfono que en nuestra vida cotidiana se ha convertido en un bien casi más esencial que el pan; habitamos un sistema que se basa en la electricidad, en las conexiones, y todo esto cada vez nos lo hacen pagar más. El ayuno energético puede ser letal, sobre todo en la España vacía, cuyas conexiones con el resto peligran antes de sumergirse en el olvido abisal. Pero el Gobierno se inclina ante las grandes compañías eléctricas, a donde han ido a parar políticos varios para reciclar su «bondad», puertas giratorias de favores inicuos.
España, país de sol en su mayor parte del territorio, en vez de fomentar la producción eléctrica independiente, gracias a las placas solares, prefiere mantenernos atrapados en un sistema donde se exprime por igual a todos los contribuyentes, al margen de los ingresos que cada cual logre. Ni energía eólica ni solar ni la que queramos inventar. Todos a depender del sistema gubernamental. No cambian leyes, no intervienen. Las grandes compañías vencen y nos someten, mientras algunos, en silencio, se angustian y perecen. Las reglas del juego no son iguales para todos, es evidente. Vivimos una gran estafa, una supuesta libertad y una todavía más supuesta igualdad ante la ley, pero es demasiado evidente la falacia como para confiar. Nuestros supuestos representantes se venden, se prostituyen, por particular interés a quienes nos han de poner bajo las suelas de sus pies.