Antonio García-Cervigón

Buenos Días

Antonio García-Cervigón


Los terrores del año 2020

02/09/2020


Una firma constructora deseaba: ‘Feliz año 1975’ a sus clientes y amigos a través de un libro, en el que además del ganador del premio literario que patrocinaba, ese año recayó en el periodista Pedro Rodríguez, figuraban acreditadas firmas en el mundo literario- periodístico, entre ellas, la de Rafael Gómez Pérez, profesor, escritor, ensayista y crítico literario que titulaba su trabajo con el espantoso y actual mensaje de nuestros días: Los terrores del año 2020.  En su escrito mostraba los temores a los cambios de milenio que uno también trató en un artículo de opinión en este periódico, al acabar el año 1999 - abarcando también al año 999- en plena Edad Media, en el que se había profetizado el fin del mundo. Para el año 1999, los presagios se habían extendido por todo el planeta. El caso del ‘profeta’ Creswell pronosticó que una perturbación magnética sorberá el oxígeno de la atmósfera terrestre y luego el planeta se precipitará hacia el sol, convirtiendo al mundo y a sus pobladores en cenizas. El reportaje futurista del escritor que vive ahora en Madrid, Gómez Pérez, expresaba en su contenido que los temores que sentían los hombres que anunciaban catástrofes en los cambios de milenio eran fruto de la ignorancia. «Sin embargo, hoy (finales de 1974) en nombre de la ciencia, se nos anuncia otro año fatídico, en el que la humanidad perecerá sin remedio: el año 2020». La difusión de un informe, del Massachusetts Institute of Technology sobre los límites del desarrollo económico, anunciaba que «los recursos, en síntesis, pone en guardia contra una afianzada ilusión humana: la de que los recursos naturales son interminables». Y aportaba la recapitulación y resúmenes de los ordenadores del MIT, después de digerir miles y miles de datos que: los recursos naturales se acaban, cada vez la tierra está más poblada, cada vez habrá menos de la que parecía haber más: agua, cultivos, aire. Y lo que quede estará contaminado». Y el auto vaticinaba. «Un día- hacia el año 2020, un día quizá de primavera- un hombre cualquiera intentará comer y no tendrá nada; querrá beber y el agua será un ácido; querrá respirar y el aire viciado, no saldrá de los pulmones. Y será el fin: año 2020, una primavera yerta y sin verde, cuando los vencejos habrán ya muerto. Y no habrá flores». Tal anuncio de la desgracia final coincidiendo con nuestro año fatídico, 2020, ha tocado con seguridad el corazón de nuestros lectores. La pandemia criminal que ahora quebranta los cimientos de nuestra existencia en el mundo, cuenta con planteamientos más maléficos: hombre y naturaleza. Ahora, los habitantes del planeta todavía, afortunadamente, pueden ver flores en los jardines y aves por el aire, y están ahora esperanzados en que los científicos encuentren un remedio que machaque al COVID-19. Ya conocemos que lo imposible se hace posible. Todos hacemos fuerza para que la vacuna corte la pandemia que asola nuestro mundo. Y en esas estamos.