Ha coincidido el muy publicitado viaje a Bruselas del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, con un fondo visible de estudios y solicitudes sobre la despoblación, con la publicación de diferentes datos del Instituto Nacional de Estadística sobre la estructura poblacional de la región. Incluso ha coincidido, todo ello, con una reciente entrevista con José Manuel Caballero, presidente de la Diputación provincial de Ciudad Real (La Tribuna, 29 de noviembre), advirtiendo con firmeza de cierta «estabilidad poblacional», a pesar de los datos vertidos semanas atrás por el Eurostat que señalaba el deterioro poblacional de España en su  conjunto y de sus partes diversas. Incluso, con los datos alarmantes –por significativos– de pérdida de población en destacados municipios provinciales mayores de 10.000 habitantes, como son Puertollano, Campo de Criptana y Socuéllamos, con pérdidas porcentuales de población en el entorno del 10%, superando Puertollano el 11,2%. Y revelando, cómo el problema de la despoblación no se limita sólo a pequeños municipios, sino que afecta a estructuras de municipios superiores.
García-Page en Bruselas, entre otras cuestiones, ha mostrado las medidas adoptadas en CLM en torno a la población derivadas de la Ley de Medidas contra la Despoblación de Castilla-La Mancha, que, a juicio de la comisaria de Demografía, Dubravka Suica, podrían aplicarse en otros ámbitos comunitarios. Medidas que afectan a la población escolar rural, a la sanidad rural, a la movilidad y al uso de los fondos estructurales para la financiación de las empresas que se ubican en el territorio contemplado en cualquiera de las categorías contempladas la Ley de Medidas Económicas, Sociales y Tributarias frente a la Despoblación y para el Desarrollo del Medio Rural en Castilla-La Mancha. La creencia sostenida de los efectos positivos de la 'Ley de medidas contra la despoblación' no deja de ser un ejercicio de optimismo apresurado. Toda vez que la repetida ley 2/2021 fue publicada en el pasado mes de mayo, por lo que el plazo de siete meses para percibir sus efectos parece eso, optimismo apresurado. Sobre todo, cuando se lo contrasta con los datos poblacionales del INE y de Eurostat.
Por ello, la petición de García Page de abordar el problema de la despoblación «de forma flexible» sin saber bien a qué alude esa flexibilidad. Salvo que esté referida a la coexistencia de estructuras poblacionales en  regresión y estructuras poblaciones en expansión, como ocurre en Guadalajara, con la Sierra Norte provincial, y con el corredor del Henares, tan distintos en su realidad como pasa entre tantas otras realidades comarcales y territoriales del resto de provincias.