Pedro Calvo Hernando

APUNTES

Pedro Calvo Hernando

Escritor y periodista


El tiempo se agota

20/01/2021

Uno se sigue preguntando cómo es posible que Estados Unidos pasara hace cuatro años de un presidente como Obama a otro como Trump, que es casi como decir pasar en un instante de lo mejor a lo peor en la historia de ese gran país, por muchas que sean las explicaciones que se han dado desde noviembre de 2.016. Mucho más normal o explicable hubiera sido o seguir en la línea de Obama o incorporar a la Casa Blanca a un personaje que al menos hubiese figurado en una línea de cierto progresismo. Pero se pasó del día a la noche en el trascurso de una jornada electoral y sin que hubiera sucedido en los anteriores cuatro años nada que pudiera servir de explicación o al menos que se acercara levemente a ello.

Seguramente aciertan los que dicen haber comprendido el gravísimo suceso del 6 de enero -el asalto al Capitolio con cinco muertos y una enorme agresión a la democracia- por el hecho de que ya se sabía lo que el trumpismo significaba de verdad, aunque luego vengan o hayan venido todas las explicaciones imaginables, muchas de ellas propias de inteligencias políticas no demasiado brillantes o desarrolladas. Puede decirse que el 6 de enero. corporeiza el hecho político más grave en mucho tiempo, especialmente si nos referimos sobre todo al gran país americano, algo que la derecha extrema no parece entender o no querer entenderlo. Y es que habrá de pasar un tiempo para que ese entendimiento se produzca.

Escribo un poco antes de la jornada del traspaso de poderes y no puedo, claro, juzgar lo que ocurra ese día, por lo que todavía me puedo temer lo peor. Pero aun en el caso de que no haya más drama, lo cierto es que ya lo ha habido bastante como para medir la gravedad política de todo lo sucedido en relación con el gran tema internacional de los comienzos del año 2.021. Pero espero que no querrá Dios agravar la situación mundial todavía más, cuando sobre todo el planeta se sigue estremeciendo el más que fantasma de la catástrofe vírica a la que no se le ve el final. Todo esto me conduce a subrayar la muy extendida queja sobre todo lo sucedido en relación con las flojedades cometidas por casi todos ante la situación sanitaria.

Estoy convencido de que, en relación con los dos grandes temas que acabo de tocar, se impone, por activa y por pasiva, la precisión absoluta de darles un giro copernicano, centrándome especialmente en el sanitario, que es más tangible y en definitiva más grave y urgente. Han pasado las Navidades y legiones de gentes, en España y fuera de ella, se han reído de la prudencia y del sentido común, como todos hemos visto en los medios informativos, hasta el punto de provocar la más expresiva vergüenza, pero sin que eso haya hecho mella en los transgresores de la sensatez y de algo más grave, pues se ha incurrido frecuentemente a los comportamientos claramente delictivos. ¿Creen los lectores que estoy exagerando?

Lo que también rogaría, esta vez a la clase política directamente, es que rectificaran su comportamiento los que vienen deslizándose por los colchones de la insensatez y del gran riesgo, pues si no lo hacen, y muy pronto, no sabemos a dónde podemos llegar, pues anticipos no nos han faltado, por mucho que los intereses políticos hasta ahora vengan consiguiendo vencer de su lado la balanza. El tiempo se agota y los peligros aumentan, y no quiero dar la impresión de ser un exagerado o un elemento poco razonable. No dejemos que se pase la oportunidad de introducir factores de sensatez y de remedio de los grandes peligros. Antes hoy que mañana, Antes de sea demasiado tarde.