Aurelio Martín

LA COLUMNA

Aurelio Martín

Periodista


Sigue el desencuentro

07/09/2020

A parte del desconocimiento que los expertos tenían de la mutación del coronavirus, del que hoy tampoco se ha terminado de saber todo, uno de los grandes problemas que ha existido en España a la hora de abordar la pandemia es que se la ha tratado desde el punto de vista político, de arrojarse los posibles fallos unos a otros, Gobierno central y autonomías, en vez de luchar unidos contra esta enfermedad letal. 
No solo ha ocurrido este grave desencuentro entre los responsables públicos, desviándose de lo que tiene que ser el servicio a los ciudadanos, sino que, además, han trasladado el enfrentamiento a la sociedad civil, creando una división ciudadana a punto de hacerse irreconciliable, que también ha llevado a unos comportamientos que nos están comenzando a pasar factura transformados en rebrotes, bien por intereses egoístas, por irresponsabilidad, negacionismo o en aras de una llamada libertad en la que nunca creyó quien grita esta palabra. 
Hay personas que se han tomado esto a broma, quizá acostumbradas al infantilismo al que ha sido sometida la población a la que no se le ha acercado la realidad de lo que pasaba, que no era otra cosa que la muerte, y no dudan en celebrar fiestas, cumpleaños o reuniones de ocio. Ahora se comienzan a ver las consecuencias, ¿a dónde nos llevarán?.... Hay quien solo entiende el palo. 
A todo esto debemos sumar una ausencia de medios que se arrastra de los recortes anteriores, con una atención primaria, básica en la lucha contra la COVID-19, que está al borde del colapso, donde los profesionales se vuelven a pasar de horas de trabajo y donde hay una total improvisación en cuestiones que tanto preocupan a las familias como la vuelta al colegio, no solo por lo que supone en cuanto a formación y compatibilizar los horarios y el cuidado de los hijos, sino por garantizar su salud. 
Si algo se ha podido aprender en el campo sanitario a la hora de tratar la enfermedad, en el político no se deben repetir las mismas escenas de buenos y malos, ya las conocemos, tanto que nos damos cuenta de quién pedía que el protagonismo fuera de las autonomías y, quizá los mismos, con idéntica cara, exigen ahora que la Administración central se haga cargo de la crisis al darse cuenta de que se viviría mejor. 
Cuando vemos que el sector bancario da pasos para reordenarse, los políticos no son capaces de alcanzar acuerdos o piden cosas imposibles al contrario para que éstos no se produzcan. Cada cual se mantiene en su posición en una actitud cortoplacista, electoralista y demagógica, incluso, de la que solo se puede contemplar una excepción en Cs, aunque es un partido debilitado porque, entre otras cosas, no supo aprovechar el momento para formar Gobierno. Puede que a ellos y a la marcha del país en general les hubiera ido de otra forma. Pero en su conjunto, las primeras escenas de este comienzo de curso ya aburren.