Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


¡Sacad vuestras manos de la vacuna!

21/12/2020

Concluye el año más infausto de nuestra reciente era con una puerta a la esperanza, un pequeño brillo de luz en la cruel oscuridad. Ya ha empezado a aplicarse la vacuna en otros países, Estados Unidos y Gran Bretaña, con resultados optimistas. En Europa podrá hacer a partir del próximo 26 y en España se abrirá la serie el día 27, una jornada antes de la celebración de los Santos Inocentes, según anunció el titular del ramo.
Una bocanada de esperanza. El horizonte sin pandemia está aún muy lejano pero al menos empieza a concretarse algunos puntos de optimismo. Será la UE la encargada de distribuir el fármaco. Asegura Illa, un ministro que pocas veces ha acertado en los pronósticos y que es raro amigo de la verdad, que el Gobierno ha adquirido 20 millones de vacunas Pfizer, lo que permitirá el tratamiento de diez millones de personas habida cuenta de que es preciso aplicar dos dosis por cabeza.
Poco más ha explicado el cuestionado ministro, en su habitual actitud de reservarse la información, de pelearse con la transparencia, de tratar a la sociedad como nenes de teta a quienes el Gobierno debe proteger y jamás permitirle que tome decisiones. Poca información, en efecto, se ha anunciado hasta el momento sobre tan importante proceso. Ni calendario, ni fases, ni prioridades. Se sabe, eso sí, que la vacuna se distribuirá primero a la gente mayor. Como en todas partes. Pero poco más se ha desvelado.
Empiezan a cundir las sospechas sobre las regiones que podrán arrancar antes. Circula la inquietud, basada en la experiencia, de que Sánchez abona el criterio de favorecer a las comunidades gobernadas por los socialistas o sus compañeros de viaje hacia el abismo, es decir, nacionalistas y separatistas de toda índole. Confiemos en que no sea así, en que el criterio sea estrictamente científico (¿dónde los expertos?) y ecuánime. Este Gobierno que sólo atiende los intereses de la mitad de los españoles, debería apearse de su sectarismo siquiera por un momento, y proceder a aplicar la vacuna con la incuestionable rectitud. Llegados a este punto, es normal la desconfianza. Pero de perpetrarse lo que no queremos ni imaginar, una densa tormenta de críticas y reproches caerá sobre La Moncloa. Con la salud de los ciudadanos no se juega, señor presidente, aunque lleve meses haciéndolo.