Rafael Cantero

Historia en Piedra

Rafael Cantero


De Caballo a Progreso

06/11/2020

Son muchas las personas que piensan que uno puede adivinar la historia de la ciudad solo con pisar sus calles y atender al pasado de las mismas. Ciudad Real cuenta con un amplio callejero donde sus calles, avenidas, paseos y plazas, tienen el cometido de nombrar rincones para facilitar el tránsito a viandantes y localizar la ubicación de las mismas a quienes tienen que acudir a ellas, y que, al mismo tiempo, nos traen recuerdos de su propia historia.
Ciudad Real a mediados del siglo XIX se encontraba encerrada dentro de unos límites que casi coincidían con el espacio urbano medieval, salvo algunos alargamientos de calles y otras edificaciones construidas en extramuros. El perímetro de la ciudad acogió a gentes de tres religiones y tres culturas diferentes: musulmanes, cristianos y judíos. La convivencia de estas tres culturas fue, sin duda, un elemento enriquecedor para la ciudad, pues cada una de ellas aportó elementos esenciales que complementaron a las otras dos y dieron lugar a que la ciudad estuviera dividida de una manera clara por tres barrios que se correspondían con las colectividades étnico-religiosas citadas: judíos, moros y cristianos.
Dentro del barrio de la Judería está la actual calle Progreso, que se extiende desde la calle Corazón de María hasta su confluencia con la calle de las Cañas. Desde la época judaica hasta el año 1919, esta pequeña calle fue conocida con el nombre de Caballo. El Ayuntamiento de la ciudad, en su reunión ordinaria de fecha 13 de febrero de 1919, acordó permutar el nombre de Caballo por el de Progreso.
Se desconoce a ciencia cierta cuál fue la motivación que llevó al Ayuntamiento al cambio de rotulación de la vía, pero lo que sí es cierto es que a partir del primer tercio del siglo XIX, los ideales liberales se fueron haciendo presentes en el seno de muchas formaciones políticas, basándose en el desarrollo de las libertades individuales y, a partir de éstas, el progreso de la sociedad y por eso fue frecuente que en muchas poblaciones españolas se pusiera el nombre de Progreso a alguna de sus calles o avenidas.
En el número 10 de la calle Caballo, ahora llamada Progreso, en torno al año 1890, fijó su residencia Francisco García-Consuegra y Márquez de Castilla, conocido popularmente por Mazantini, apodo que le vino por su gran parecido con el torero de la época, Luis Mazzantini. Francisco García-Consuegra Mazantini fue un exponente extraordinario del folclore manchego, interpretaba los cantos y bailes tradicionales manchegos de una forma excepcional, imprimiéndole su particular forma y estilo de bailar.
La casa de Mazantini de la calle Progreso, que se puede observar en la fotografía superior realizada en el año 1973, contaba además de las dependencias propias de la vivienda, con dos grandes patios, un pozo y junto a este una cueva. Asimismo, en la planta baja, contigua a la puerta principal de entrada, había una pequeña tienda que regentaba Josefa, su esposa.
En uno de los patios, alrededor de una fuente de estilo andaluz y zócalo con mosaicos de Talavera, Mazantini, enseñaba a bailar aires manchegos populares. Cada tarde este patio se convertía en un lugar bullicioso y alegre, amenizada por los bailes, canciones y acordes más característicos de nuestro folclore tradicional.
La vivienda donde Mazantini enseñaba su saber cada atardecer a todo aquel que hasta allí se acercaba es una de las pocas edificaciones antiguas que aún se conservan en esta calle. Ojalá que esta vivienda de estilo y configuración tradicional no sea víctima de la piqueta como han sido tantas y tantas de nuestra ciudad.