Con la misma cercanía y bonhomía que transmite a través de la pequeña pantalla y de la radio cuando comenta partidos de fútbol o enseña otras facetas del deporte y de sus protagonistas, Michael Robinson habló en la Escuela de Ciudadanos de Manzanares de La cara humana del deporte.
Las emociones, valores y actitudes de los deportistas estuvieron presentes en una conferencia cargada de reflexiones, vivencias y divertidas anécdotas con las que el exfutbolista inglés invitó a desterrar de «nuestras vidas» las ansias de ganar. «Si queremos ganar a toda costa, caeremos derrotados y en las trampas, y si hago trampas pierdo lo único que tengo, que soy yo», afirmó.
Su propia historia personal, la del niño que creció jugando al fútbol en un barrio obrero de Liverpool y que hizo realidad el sueño de jugar en Anfield con los reds, fue el hilo conductor de la lección de vida que Michael Robinson, con su peculiar estilo y sentido del humor, impartió ante el heterogéneo público que acudió en la tarde noche del viernes a la casa de cultura de Manzanares y con el que al finalizar el acto compartió amablemente una larga sesión de fotografías.
Su forma de ser, esa que le hace empatizar con quienes se sienten derrotados en el mundo de ganadores y perdedores que «yanquilandia» y Hollywood han creado, tiene su raíz en el entorno familiar en el que se crió, «privilegiado», según dijo, por tener unos padres que le daban consejos y que le amaban, que le hicieron ver que podía ser lo que quisiera ser.
«Con órdenes no aprendemos, sólo cumplimos instrucciones», explicó Robinson al recordar al niño que, gracias a creer en sí mismo «dándolo todo», quiso esquivar el futuro de los «gladiadores» que veía por la ventana cuando iban a trabajar a las minas y a las fábricas. «Esquivé el trabajo y sigo haciéndolo, porque no he dado un palo al agua en mis 57 años», bromeó para quitar dramatismo.
El comentarista deportivo aderezó sus reflexiones con divertidas anécdotas y mantuvo al público atento de principio a fin. Los asistentes descubrieron en Robinson, a través de sus emociones en diversas situaciones de su carrera, esa otra cara del deporte la de los deportistas más anónimos.
Uno de los momentos más divertidos de esta charla fue cuando recordó su llegada a un Osasuna a punto de descender de categoría y que era«la peor oferta que tenía sobre la mesa», aunque, afortunadamente, se salvó.