El almacén que guarda la historia de Ciudad Real

Hilario L. Muñoz
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La exposición del museo supone una mínima parte de todas las piezas que alberga. Su zona de archivo refleja lo mucho que ha cambiado esta institución desde su apertura hace 40 años

De la Torre enseña el almacén del Museo de Ciudad Real-Convento de la Merced. - Foto: Rueda Villaverde

Este mes de marzo se celebran las cuatro décadas del Museo Provincial, un centro del saber para los ciudadrealeños que alberga la historia de la provincia en sus paredes. Las salas tratan de hacer un recorrido por las grandes piezas, pero también cuenta con una zona, que no está abierta al público de momento, donde se pueden observar otras piezas y que, a modo, de almacén, dan cuenta del pasado que se ha desenterrado en Ciudad Real. La idea de hecho es que en un futuro esta zona del museo se pueda ver, con una pantalla de cristal que dé acceso a un espacio lleno de estanterías con miles de piezas de piedra, cerámica o cuadros que no se exponen. En concreto, si hubiera que poner una cifra, «entre el 5 y el 8 por ciento» de las piezas que tiene el museo están en exposición, el resto se guardan a buen recaudo, catalogadas, para nuevas exposiciones o a petición de los investigadores.

Así lo explica el director del Museo de Ciudad Real-Convento de La Merced, el nombre actual del Provincial, José Ignacio de la Torre, quien recordó que la parte oculta del museo es un mínimo de lo que hay, porque existe otro almacén con «miles» de cajas donde se encuentran almacenadas todos los elementos obtenidos en las excavaciones. «Lo que hemos hecho es habilitar un espacio para que materiales seleccionados por tipo histórico, decorativos o porque son potencialmente restaurables y que se pueden dejar a otras exposiciones».

Durante la pandemia se han desarrollado estudios y análisis de estas piezas, ya que el museo se dedicó a lo que podía trabajar «de puertas para dentro». Por ejemplo, con la toma de fotografías tridimensionales se han publicado unas 400, pero se han digitalizado un millar de objetos en el tiempo que estuvo cerrado al público el museo. También en una amplia base de datos de los materiales, abriendo cajas y ubicándolas en las estanterías del almacén para diseñar exposiciones temáticas, como la vitrina sobre la evolución de la copa que se hizo hace semanas; pero también para el desarrollo de exposiciones temáticas, como la dedicada a la arqueología urbana y que da cuenta de objetos encontrados en los solares de la capital, dando paso a conocer la evolución de la cerámica de Ciudad Real con vajillas típicas de una casa de la capital.

Junto con la catalogación y digitalización de este almacén de la historia de Ciudad Real, el Museo tiene en mente nuevos desarrollos como un gabinete numismático. «Todos los museos arqueológicos lo tienen o la gran mayoría, porque casi todos vienen de un siglo de historia, en Ciudad Real como nació hace relativamente poco no tuvo nunca una colección fundacional por esta vía». En este sentido, las monedas que alberga proceden de excavaciones, cada una ha entregado las suyas, pero «no hay una colección ordenada a la que se vayan sumando». Por este motivo ahora se van colocando por yacimiento, municipio y época estas monedas en unos espacios específicos del almacén, un trabajo como primer fruto ha dado la exposición de las monedas almohades, una de las novedades del museo durante la pandemia. Hay que tener en cuenta que las monedas permiten establecer rutas comerciales y de ahí su importancia, para saber aspectos como si las monedas se repiten.

Este almacén permite ver «cómo ha cambiado el museo en estos 40 años», indicó De la Torre, porque si se ven las fotos de la exposición con la que comenzaron «se montaban en unos soportes forrados de terciopelo fragmentos de cerámica». Al lado se explicaban que esas decoraciones eran las típicas del mundo ibérico en Ciudad Real, porque al abrirse aún no se habían iniciado las grandes excavaciones. Ahora lo que hay son «piezas completas» donde se ven las formas, ya que se han podido restaurar las cerámicas, a las que se suman los fragmentos que quedan por restaurarse.