La pluma y la espada - Cortés

Las cartas del conquistador al Emperador (IV)


Las detalladas misivas enviadas por el explorador a Carlos V resultan hoy documentos de gran valor histórico y biográfico

Antonio Pérez Henares - 27/03/2023

La pluma, en no pocas ocasiones y ante las instancias más principales, le sirvió incluso mejor que la espada a Cortés para enfrentarse a sus enemigos internos y hacer valer sus méritos. Pero, aunque al decir de sus contemporáneos, versificaba con facilidad y elegancia, optó por la prosa que era más conveniente para sus intereses. Sus cartas de relación dirigidas al Emperador Carlos I de España y V de Alemania no sólo fueron su instrumento de defensa, sino que hoy son documentos esenciales para el conocimiento de lo sucedido, la historia de aquellos acontecimientos extraordinarios y para tejer la biografía del protagonista. 

Aunque, como es lógico, hay que descontar que al escribirlas él mismo no se iba a poner mal ni se iba a echar culpas encima, sino más bien al contrario. Contando con ello, resultan, sin duda, un documento de excepcional valor.

En algún caso, Cortés se las dirigió, pues era de ley hacerlo así, a su madre la Reina Doña Juana, porque, aunque estuviera encerrada en Tordesillas, regía. Aunque, el destinatario real y el único en leerlas era su hijo el Emperador. Hay que recordar que las tomas de posesión de tierras y mares que hacían los conquistadores hispanos las realizaban en nombre de los dos: Juana y Carlos. 

Veracruz

La primera carta está fechada el 10 de julio de 1519 tras la fundación de la ciudad mexicana de Veracruz, donde con habilidad jurídica utilizó el privilegio de elegir alcaldes para legitimar su entrada en México y hacerse independiente del Gobernador de Cuba, Velázquez. Llevaba el título de «Carta de la justicia y regimiento de la Rica Villa de la Veracruz». El original se perdió, pero el historiador Francisco López de Gómara, conservó una copia.

Augusto Ferrer-Dalmau, asesorado por el historiador David Nievas Muñoz, recreó ‘La marcha a Tenochtitlán’, una pintura fidedigna de uno de los episodios más épicos de Cortés.Augusto Ferrer-Dalmau, asesorado por el historiador David Nievas Muñoz, recreó ‘La marcha a Tenochtitlán’, una pintura fidedigna de uno de los episodios más épicos de Cortés.En ella, Cortés se refiere, primero, a las expediciones de Francisco Hernández de Córdoba y de Juan de Grigalva por el Yucatán maya antes de la suya, para luego narrar su salida de Cuba, el paso por Cozumel, Tabasco, la Batalla de Centla y la llegada a San Juan de Ulúa. Describe además, fauna y flora del territorio y pone énfasis y manifiesta su repulsa por los sacrificios humanos, de los que tenía constancia.

Su motivo esencial es, sin embargo, motivar la instauración del Cabildo de la Villa Rica de la Vera Cruz y su nombramiento como «Capitán General y Justicia Mayor». Cortés le suplica al rey que no nombre a Velázquez ni adelantado, ni gobernador de allí. 

La firmó el Concejo en pleno y fue llevada por Francisco de Montejo y Alonso Hernández Portocarrero al rey Carlos I de España y V de Alemania, en una nave pilotada por el famoso Antón de Alaminos. Al hacer escala en Cuba, la noticia llegó al gobernador Diego Velázquez de Cuéllar, quien denunció la rebeldía y desacato de Hernán Cortés. La carta y la embajada consiguieron llegar a su destino y se le entregó al Rey junto con el Quinto Real que se destinaba a la Corona, así como piezas de oro, plumas exóticas, dos libros mayas en piel y los Códice Troana y Cortesano.

Año y medio sin noticias

La segunda, a pesar de lo mucho que había que contar, se demoró 15 meses en ser enviada. Ciertamente Cortés había estado muy ocupado y se disculpó ante el Rey Carlos por no haberlo hecho antes. Reporta el hundimiento provocado de sus naves, que justifica como forma de evitar deserciones y señala como novedoso elemento sus pactos con los totonacas y los tlaxaltecas después de haber librado fuertes batallas con estos últimos. Justifica la matanza de Cholula como una acción preventiva ante lo que consideraba una traición para acabar con ellos. Da cuenta de su entrada en Tenochtitlan, la muerte de españoles en Nautla, la sentencia contra su instigador Cuauhpopoca y el arresto de Moctezuma Xocoyotzin. Describe también la sociedad de Tenochtitlan, sus mercados y los alimentos que en ellos había.

Gráfico de las diferentes y numerosas cruzadas emprendidas por el ilustre extremeño a la conquista de la Nueva España. Gráfico de las diferentes y numerosas cruzadas emprendidas por el ilustre extremeño a la conquista de la Nueva España. Cortés se detiene y esfuerza en explicar su punto de vista al relatar lo sucedido con la expedición enviada contra él por Velázquez a petición de Pánfilo de Narváez y su batalla contra él. Hace gran énfasis y refrenda su lealtad a la corona española. 

Tenemos también de su pluma el relato de la matanza del Templo Mayor por parte de Alvarado, la muerte de Moctezuma, la Noche Triste y la victoriosa batalla de Otumba. Concluye la misiva al despedirse, con la petición de que se le autorice nombrar aquellos territorios como Nueva España. Algo que es evidente que consiguió. El emisario a España fue en aquella ocasión Alonso de Mendoza.

La tercera carta fue enviada el 15 de mayo de 1522, concluida la conquista de Tenochtitlan. Antes de relatarlo recuerda la decisiva batalla de Otumba, la recuperación de fuerzas y el comienzo paso a paso hasta concluir por cerrarlo. Amén de la construcción de los importantes bergantines para incomunicarla y asaltarla y cómo se logró el traslado de los mismos al lago de Texcoco con la imprescindible ayuda de sus aliados tlaxcaltecas. 

Murió en este palacio de Castilleja de la Cuesta (Sevilla).Murió en este palacio de Castilleja de la Cuesta (Sevilla).En esta correspondencia rinde homenaje a sus capitanes. Detalla en ella sus lideratos y cómo mandaba sus distintas fuerzas durante el sitio. Entre ellos, amén de citar a Olid y otros más, adquieren particular protagonismo los conquistadores Pedro de Alvarado y Gonzalo de Sandoval.

Resulta estremecedor cuando relata su captura. Guerreros méxica le agarraron en un ataque al tomar el Templo Mayor y como debe su vida a Cristóbal de Guzmán. Quien por liberarlo cayó él prisionero de los mexicas y fue sacrificado después. Termina la narración bélica y trágica con la toma de Tlatelolco y de la captura de Cuauhtémoc por el soldado García Holguín.

Detallista y descriptivo

Añade un aparte dando cuenta de algunos asuntos que consideraba importantes como la llegada del Veedor de la Española, Cristóbal de Tapia, y sus razones para juzgar y hacer ajusticiar al zamorano Antonio de Villafaña, que, servidor de Velázquez, lo habían intentado asesinar.

La carta llegó a Carlos V, pero no así el barco en el que iba el tesoro junto al tributo Quinto del Rey que le enviaba. Fue capturado por el corsario francés Jean Fleur. En él iba el famoso calendario azteca, en una gran disco solar de oro macizo.

La cuarta misiva de relación ya estaría firmada en Tenochtitlan el 15 de octubre de 1524. Describe las campañas y conquistas de sus capitanes en los territorios colindantes, así como la expedición de Pedro de Alvarado a Guatemala, y la de Cristóbal de Olid a Hibueras (Honduras) que culminaría en su connivencia con Velázquez y su rebelión. Algo de lo que tuvo conocimiento antes de enviar la carta y de lo que da cuenta al Emperador.

En defensa propia

Sabedor de la pérdida del impuesto Quinto del Rey en el envío anterior, Cortés realizó un esfuerzo para tratar de reponerlo y entre lo remitido esta vez destacaba una culebrina de plata, que esta vez si llegó bajo el mando del también explorador Hernando de Soto.

La quinta y última relación está firmada también en Tenochtitlan, ya en septiembre de 1526. En ella, ya destapada del todo la traición de Olid, da cuenta de su expedición hacia allí para someterla. Describe las dificultades del viaje y la ejecución de Cuatemoc, y al menos otro noble méxica que había llevado con él, previniendo una traición de tlatoani azteca. El contacto con los mayas, aunque no exento de tensiones, resultó bastante amistoso y sin confrontaciones bélicas reseñables. En una ocasión les entregó un caballo que estaba muy enfermo para su cuidado. Para ellos fue algo trascendente pues 150 años más tarde otros españoles se toparon con que sus descendientes todavía adoraban la estatua de un caballo de madera.

 Cuando Cortés alcanzó al fin Hibueras, se encontró con que Olid ya había sido ejecutado. Da cuenta después de las batallas con los indios lencas, que durarían muchos años, y la fundación de Trujillo.

 En lo que se toma su tiempo, justifica y detalla es con el amotinamiento de los españoles en México en su ausencia. Hicieron correr rumores sobre su muerte y otros, sobre su traición a la Corona española. Retornado Hernán Cortés apaciguó los ánimos pero entendió que era mejor marchar a España y hacer su defensa en persona ante el Rey Carlos I. La parte final de esta quinta epístola es una defensa ante el monarca y un intento de refutar las acusaciones contra su persona.

 Cuando retornó en esta ocasión a la Península y se presentó en la Corte era ya el gran conquistador admirado y un hombre de inmensa fama. Pero ni sus cartas, ni su espada, ni el enorme territorio conquistado le valieron para que Carlos V depositara en él el poder supremo en lo que no dejaba de ser una creación suya: La Nueva España.