La alegría contagiosa de Kirby

Sara Borondo
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La bola rosa pasa a las 3D siendo más tragona que nunca en un título alegre y muy divertido

Jugar a Kirby es invocar buenas sensaciones. El protagonista es una bola rosa que avanza y absorbe objetos o enemigos para lanzarlos después o para absorber sus habilidades. Kirby sigue siempre adelante hacia su objetivo disfrutando del camino y transmitiendo esa alegría al jugador incluso desde el nivel introductorio, que lleva al jugador novato a conocer las mecánicas casi sin darse cuenta y con disfrute.

No hay historias complejas ni jugabilidad intrincada, solo hay que avanzar y atacar con la capacidad de Kirby de llenarse de aire y volar o la facultad de absorber rivales y usarlos como munición o adquirir sus habilidades: lanzar bombas, perforar el suelo, atacar con una espada…

En esta ocasión una tormenta arrastra a Kirby a un mundo con elementos muy reconocibles por el jugador en el que unos animales están secuestrando a los waddle dees, y hay que irlos rescatando con la ayuda de un nuevo personaje, un encantador Elfilin, y devolver a Kirby a su casa.  A medida que vaya avanzando el juego, se irá reconstruyendo la ciudad de los waddle dee, lo que permitirá acceder a tiendas, extras y minijuegos, lo que la convierte en un espacio amable y entretenido.

Kirby es uno de los pocos personajes clásicos de Nintendo -este año celebra el 30 aniversario- que no había pasado aún a las 3D y hace unos días sus desarrolladores en HAL Laboratory explicaron que la razón es que es un personaje demasiado redondo y, cuando no mira a la cámara, es difícil saber en qué dirección se moverá el personaje, por lo que han recurrido a diversas soluciones como la cámara automática o la ampliación de las cajas de colisión en el combate para que se pudiese jugar más cómodamente, pero la solución más importante ha sido tal vez la mayor innovación de La Tierra Olvidada, la transmorfosis que experimenta Kirby cuando se mete en la boca algún objeto grande para controlarlo: un coche, una plataforma elevadora, una bombilla o un cono de tráfico. 

Esta nueva mecánica presenta tal cantidad de situaciones variadas que hay una constante sensación de descubrimiento al tiempo que el jugador siente que tiene siempre un reto por delante, lo que le anima a investigar los escenarios e intentar averiguar todos sus secretos. 

En cualquier momento la partida puede convertirse en una sesión multijugador indicándolo en el menú principal; el segundo jugador controlará a Waddle Dee Pañuelo, que ataca con una lanza que le sirve también para volar mientras que Kirby actúa como siempre, y la cámara le sigue a él. Sin duda, podría ser más gratificante o igualar a los dos jugadores, pero es una experiencia aceptable para jugar con un niño o si juegan dos niños, turnándose en los dos personajes.

Con La Tierra Olvidada Kirby ha dado un paso a las 3D sin costuras, con elegancia y la felicidad que le caracteriza. Es un juego reparador que a los mayores les servirá para evadirse lejos de las complicaciones y recordar lo que era ser niño. Y los niños disfrutarán con cada acción de Kirby y acabarán la partida con una sonrisa. Buenas vibras.

 

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