Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Abascal tira por la calle de enmedio

08/10/2022

Vox era el partido falto de problemas. Ni una tensión, ni un fallo; cada sondeo presentaba perspectivas mejores que los anteriores y nadie cuestionaba las decisiones de Santiago Abascal. De pronto, todo saltó por los aires.

Macarena Olona, la voz con más gancho entre los votantes del partido, por sus intervenciones parlamentarias en las que atacaba con saña al adversario, y con el don de la ubicuidad que le permitía aparecer siempre donde la militancia deseaba verla, ha provocado una explosión de imprevisibles consecuencias.

No se sabe si fue ella la que decidió presentar su candidatura al gobierno andaluz o la dirección nacional le indicó que se presentara, hay versiones para todos los gustos. Pero es indiscutible que hay un antes y un después de Olona tras esas elecciones, y un antes y un después de Vox.

Olona no tuvo el resultado esperado, eso no lo cuestiona nadie. Sí se cuestiona, en cambio, que al no verse en la vicepresidencia de la Junta decidiera renunciar al descaño andaluz. La excusa de una enfermedad grave convenció a medias, más aún cuando se la vio firme, peleona como siempre, y con buen aspecto. Incluso se atrevió con un tramo del Camino de Santiago, lo que en la calle Bambú, sede de Vox, se vio como una afrenta. Las lenguas viperinas afirmaban que el desafío era anterior al Camino, que estaba harta de que el secretario general del partido, Javier Ortega Smith, diputado y concejal madrileño, la ninguneara e impusiera su criterio.

Santiago Abascal ha tirado por la calle de en medio. Ni Olona ni Ortega. Primero anunció la baja de Olona en el partido, por incompatibilidad con su incorporación a la abogacía del Estado. Olona desmintió la baja. Ahora ha destituido a Ortega Smith y colocado en su puesto al catalán Ignacio Garriga, ofreciendo a Ortega ser nuevamente candidato a la alcaldía. Olona puede hacer una muesca en la culata de su revólver, pero no es previsible que vuelva a ser admitida en el partido. No solo por la crisis que ha provocado, sino porque se le niega lo que ella pedía-exigía, ser candidata al Congreso de los Diputados en las próximas generales, ya que el partido no había querido hacerla senadora por la cuota del parlamento andaluz.

Es lógica la estupefacción. Porque en Vox nunca se han visto señales de que existieran problemas y porque no se comprende la mala gestión que ha hecho Abascal del caso Olona, uno de los valores más potentes del partido. Estupefacción porque a Garriga le falta carácter, no se le conoce suficientemente ni conoce suficientemente a Vox… y porque todo esto sucede con un Vox que desde la aparición de Feijóo pierde terreno, como se ha visto en Andalucía. Pero sobre todo es incomprensible que aparezcan rivalidades y celos en el peor momento, cuando Vox busca la remontada.

En Génova deben estar frotándose las manos.