Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Pedro Sánchez, en Kiev

24/02/2023

Cuando el director del diario Arriba, Juan Aparicio, escribía una diatriba contra Rusia se corre la leyenda de que afirmaba: "Se van a a enterar en el Kremlin". En sentido contrario lo mismo podrían hacer los dirigentes de Podemos, esperar que se enterara de su posición en contra de la guerra provocada por la invasión de Ucrania y que lo que debe hacer es sentarse en una mesa de negociación para poner fin al conflicto, que se deje de provocar muerte y destrucción y que se vuelva al statu quo ante de que las tropas rusas invadieran un territorio soberano. Ni el Kremlin se enteró de los artículos de Juan Aparicio, ni Putin, tras su incendiario discurso a la nación de esta semana advirtiendo de la invencibilidad de Rusia y de la debacle moral de Occidente, parezca dispuesto a parar la guerra, con lo que el discurso bienintencionado de los líderes de Podemos acerca de una solución diplomática ha caído en terreno baldío en la zona rusa.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha visitado Kiev para transmitir el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski la solidaridad y el apoyo del Gobierno español en la guerra por la recuperación de todo su territorio y lo ha hecho con seis carros de combate Leopard bajo el brazo.

No está de más recordar que la política exterior y de defensa está bajo la dirección de ministros de adscripción socialista y dirigida por el propio jefe del Ejecutivo. Por ese motivo, las reticencias que manifiestan desde Podemos a la implicación de España en el conflicto vía entrega de armas sirve más para alimentar la polémica interna, y para añadir un eslabón más a la cadena de discrepancias internas en el seno del Gobierno, que a una aportación real para la solución del conflicto bélico. Además, no todos los ministros de Unidas Podemos mantienen la misma posición y con igual determinación, dado que la parte procedente de Izquierda Unida no mantiene una actitud tan beligerante en contra del envío de material bélico a Ucrania.

La coincidencia entre los partidos y gobiernos ultraderechistas que apoyan al autócrata Vladímir Putin, con los partidos de la izquierda de cultura pacifista herederos en nuestro país del "No a la guerra" da idea de la confusión que provoca una situación inimaginable hace un año con el desencadenamiento de una guerra de carácter imperialista en el seno de Europa. Y lamentablemente, por el momento, a pesar de todos los intentos, no existen las condiciones adecuadas para que tenga lugar conversaciones de paz. Ni siquiera para un alto el fuego.

El Gobierno ha compaginado el apoyo militar a Ucrania con el apoyo humanitario a los refugiados que salieron de su país en las primeras semanas de la guerra a los que se les concedieron documentos para su estancia y trabajo que no han contado los huidos de otros conflictos bélicos. Se mantiene la línea roja que no se va a traspasar, el envío de militares al escenario del conflicto que necesitaría la autorización del Congreso. Entre tanto la exigencia de Podemos en favor de una solución negociada choca con Putin, que eleva la tensión militar con amenazas de poner en marcha nuevas armas nucleares y la denuncia de los acuerdos de control de armas estratégicas, que tendría que dar para pensar a los dirigentes de Podemos sobre las decisiones que puede adoptar el oso ruso herido en su orgullo.