En el conteo de víctimas que las autoridades turcas ofrecen a diario, cifras que sólo pueden ser aproximadas y con mucho margen de error, se cifran ya en más de 11.000 los muertos. De las cifras sirias se sabe bastante menos, y ello porque el presidente Asad, -de casta la viene al galgo el ser rabilargo- no es que digamos sea amigo de airear la terrible situación que se vive allí, después de casi una década de guerras y sus derivados. No obstante, es casi seguro que habrá más muertos, más heridos, más edificios derruidos, más carreteras destrozadas, más presas reventadas…, más, mucho más, de todo lo malo y lo peor, en Turquía que en Siria, y ello porque Siria estaba ya prácticamente en ruinas y si una ruina se viene abajo o una nueva víctima viene a sumarse al balance de lo ya destruido, pues la verdad es que casi no se nota. De todas formas, aun en la distancia racial, religiosa, etc., que tenemos, especialmente con Turquía, que pidió ayuda internacional, especialmente a la Europa comunitaria, a las pocas horas de valorar y asimilar la catástrofe, mientras que Siria ha tardado tres largos días, el mundo, especialmente el mundo de mayor nivel de rentas y posibilidades, nacida, la catástrofe, del choque de tres placas tectónicas de segunda categoría -¡vaya si llegan a ser de primera!- la calidad y cantidad de los destrozos ocasionados en ambos países, es de las más importantes de la historia conocida.
Ante esta realidad, el mundo occidental se está volcando en ayuda de todo tipo, dado que no parece que haya casi de nada y mucho menos que sobre de algo. Bueno, ¡sí!, sobra muerte, sobra dolor, sobran, seguramente en unos días, algunas infecciones y enfermedades típicas de terremotos y catástrofes similares, y me atrevo a decir que con España entre los diez países primeros. Y dentro de esto, de que esta actuación casi compensa el ridículo que Marruecos, y su obeso rey, nos han hecho pasar y sufrir estos días de atrás. Los bomberos de Madrid y la unidad de la UME, por su preparación, su rapidez de respuesta y eficacia, más que demostrada, son garantía de que el terreno que remuevan ellos ofrecerán unos resultados de lo mejor. Los bomberos, como otras ONG's españolas, ya estaban ahí; la UME fue creada por un Gobierno de Rodríguez Zapatero. Es, sin duda, una realidad de diez; una de las pocas que merecen consideración. 
O si no, si quieren empezamos a buscar la fórmula para equiparar el asunto UME con el asunto sí es sí, sí es no, sí puede que sea algo más que montar la que están montando las féminas rojas en el Congreso con un asunto que bien podría llegar a eclipsar al asunto, v. g., terremoto y que no es otro, el asunto digo, que el de los sujetadores y los pezones femeninos. Tema clave en el devenir de España, como supongo admitirán todas las gentes de buena voluntad.