El mundo rural, con la discapacidad

La Tribuna de Ciudad Real
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Afymos apuesta por la inclusión laboral para personas con discapacidad intelectual en entornos normalizados y ámbito rural

El mundo rural, con la discapacidad

La Asociación de familiares y amigos de personas con alguna discapacidad (Afymos), en Socuéllamos, lleva funcionando como asociación más de 30 años, tiempo en el que ha sido reconocida por su trabajo y dedicación a las personas con capacidad, pero también por sus talleres ocupacionales, especialmente el de manualidades y encuadernación. Pero en la búsqueda de las carencias que podrían paliarse, la junta directiva dio un paso más y hace ocho años empezó a trabajar por un nuevo sueño, la inserción de las personas con discapacidad en el entorno rural. Y es que, «Afymos nunca ha olvidado su principal idea de creer en el potencial personal y laboral de las personas con discapacidad, pero era la hora de ir un paso más allá para mejorar la empleabilidad del colectivo en empresas ordinarias y lograr la equidad», comentan desde la asociación.

Una nueva andadura que comenzó con experiencias formativolaborales en empresas de Socuéllamos, con las personas que formaban parte del Servicio de Capacitación, «tratando de potenciar sus puntos fuertes, confiando en sus destrezas e impulsando sus habilidades». Más tarde, surgió la convocatoria del CREA, un proyecto de formación y empleo en colaboración con empresas de la localidad para personas con riesgo de vulnerabilidad y difícil acceso al mercado laboral, donde también estaban incluidas las personas con discapacidad. Financiado por la Consejería de Economía, Empresas y Empleo, supuso un nuevo horizonte para Afymos, ya que la Junta de Comunidades respaldaba esta nueva metodología de trabajo.

En los comienzos «se respiraba incertidumbre, pero la buena praxis y el apoyo de los empresarios lograron consolidar la estructura del mismo, avalando nuestra filosofía de trabajo». Reflejo de ello es que en 2018 llegó la primera contratación. Cabezuelo Foods fue la primera empresa por apostar por uno de los alumnos-trabajadores, Quico, quien tras varios contratos temporales pasó a ser indefinido. Se había logrado la primera inserción sociolaboral.

Un año más tarde, la empresa Inkiele efectuó la segunda contratación. Tomás tuvo un contrato indefinido y, al igual que Quico, su calidad de vida cambió mejorando su bienestar emocional y su autodeterminación.

Pero la llegada de la convocatoria del proyecto Nuevo CREA supuso uno de los momentos más importantes para implementar la incorporación de las personas con más necesidades de apoyo en entornos normalizados. Así, tras finalizar dicho programa, y su excelente trayectoria laboral en la empresa, Rafa fue contratado, también de manera indefinida, en Destrupaper, mientras la empresa Arte Religioso Salmerón abrió sus puertas a Pedro mediante unas prácticas laborales.

Diferentes ejemplos que demuestran que aquellas ambiciosas ideas, hoy en día, son una serie de proyectos que «han significado muchísimos sueños cumplidos para las personas con las que trabajamos, y también de las personas profesionales que forman esta gran familia». Y es que, «la satisfacción por el trabajo bien hecho y todos los frutos recogidos supera con creces el esfuerzo realizado. La constancia y perseverancia en nuestra visión de normalización nos ha devuelto la posibilidad de seguir cumpliendo objetivos».