La ordenación urbanística del subsuelo

Escolástico González
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Diseñar el subsuelo es igual de importante que diseñar el resto de la ciudad

La ordenación urbanística del subsuelo - Foto: Ion Echeveste

Garantizar los derechos de los operadores a la instalación de sus redes por toda la ciudad para facilitar la libre competencia y al mismo tiempo con ello el derecho de los ciudadanos a gozar de unas infraestructuras de comunicación y energía, eficientes y en competencia, no es óbice para mantener una ciudad sin la ordenación urbanística adecuada que regule la instalación de dichas infraestructuras, que, sin restringir el derecho del operador pueda al mismo tiempo establecer un orden urbanístico en la ciudad. La falta de galerías subterráneas y canalizaciones comunes en las principales vías de la capital y especialmente en la ronda de circunvalación supone dejar al arbitrio de la compañía operadora, y de su subcontrata, el paso por donde más cómodo y fácil le resulta económicamente.  

Kilómetros de cables, viejos y nuevos, inundan la ciudad. Un permiso municipal, genérico, otorgado a una compañía privada, en muchas ocasiones para instalaciones provisionales que se convierten en definitivas, es suficiente para desplegar un poder administrativo que va más allá del derecho a la propiedad privada permitiendo y autorizando que se cuelguen ménsulas y cables en las fachadas de toda la ciudad durante años, y, donde no hay fachada instalando un poste de madera que pervive en el tiempo como si fuese un elemento más del mobiliario urbano. A cruzar, de forma aérea de una parte a otra de la calle, de una fachada a otra, de tal forma que se acumulan los tendidos de cable que están en servicio con aquellos otros que dejaron de ser útiles hace ya décadas. 

La ronda de circunvalación de la ciudad es uno de esos ejemplos de cableados sobre el retranqueo de las fachadas, a lo largo de todo su perímetro, donde los cables suben y bajan en las intersecciones de las calles que acceden a la misma. Conviven cables viejos y nuevos, desde la TV local de hace 30 años a los actuales tendidos de fibra óptica de las nuevas compañías de comunicación, la última de ellas realizándose durante esta misma semana.

El aprovechamiento del dominio público municipal permitiendo el despliegue aéreo y cobrando tasas y arbitrios por dicha instalación no ha reparado nunca en la propiedad privada de donde se sustentan, aun cobrando por ello, pero aún menos ha pensado en la eliminación de los mismos una vez que ya no son necesarios y dejan de tener utilidad. Las ordenanzas municipales contemplan la instalación, pero no la desinstalación cuando dejan de tener utilidad. 

Los operadores de servicios de telefonía analógica, fibra óptica, internet, energía eléctrica y televisión por cable, amparados en las leyes de ámbito nacional como la recientemente aprobada en junio de 2022 de la Ley General de las  Telecomunicaciones, han extendido sus redes urbanas de suministro colgadas de la pared de los edificios ante la falta de infraestructuras adecuadas para llegar, soterradamente mediante canalizaciones, a los clientes y consumidores de cada edificio, de tal forma que la ciudad acumula miles de kilómetros de cableado en desuso de viejas compañías donde nadie quiere ocuparse de su mantenimiento y aún menos de la desinstalación.

Los cables quedan en las fachadas esperando un cambio cuando se realiza una obra de acerado, asfaltado, etc., pero también,  entre otras cosas, porque la empresa propietaria que realizo el tendido ya no existe y el Ayuntamiento, que cobró por ello durante años, que realizó un convenio económico para la instalación  y que no contemplo la obsolescencia  ahora estima que la retirada  no es su labor, dejando que sea el tiempo quien resuelva el problema, quizás también porque no existe el inventario de las instalaciones y no hay técnico municipal que sepa lo que está en uso o en desuso en las fachadas de los edificios.

La falta de planificación, durante años, y la falta de los recursos técnicos adecuados, no se lo ha puesto fácil a los responsables de los servicios municipales. No obstante, algunos proyectos de obras del exterior de rondas, recientes, tampoco han contemplado dicha deficiencia al establecer canalizaciones solo en uno de los lados de la calle. Y, sin lugar a dudas, donde no tiene sentido no construir una galería de servicios es en los nuevos tramos de ronda que se están diseñando y ejecutando. 

Aunque pueda parecer visionario imagino la ciudad del subsuelo como dos anillos paralelos perfectamente comunicados entres sí en las vías principales y una red de arterias (canalizaciones) desde el anillo interior hacia el centro. 

Diseñar el subsuelo es igual de importante que diseñar el resto de la ciudad y ésta debería de ser la única opción posible para realizar estas infraestructuras. La ciudad tiene que tener absolutamente prohibidos los tendidos aéreos ya sean eléctricos, telefónicos, internet, etc., especialmente en todo el ámbito del suelo urbano definido por el Plan General de Ordenación Urbana, salvo autorización expresa para instalaciones provisionales, y siempre que éstas últimas tengan fecha de caducidad y compromiso económico por la empresa instaladora, y solo para el caso de suelos urbanizables pendientes de un desarrollo.

Si en superficie la ronda de circunvalación actual es la vía principal que conecta todas las calles del interior y del exterior de la ciudad, no se comprende la falta del diseño y ejecución de una galería subterránea que circunvale también la ciudad y sea el elemento de conexión con el resto de vías de entrada. Durante años, la ronda de circunvalación, sujeta a servidumbres con el Ministerio de Fomento o con la Junta de Comunidades, por ser una vía de ámbito nacional o regional, es un tapón administrativo para el paso de las redes de infraestructura y sus conexiones, por ello aún se comprende menos el no disponer de esa galería subterránea que circunvale la ciudad por el exterior de rondas y establezca los pasos adecuados hacia su interior. 

La actual ordenanza fiscal del Ayuntamiento A13, de reciente aprobación en el año 2015 sobre tasas por ocupaciones del subsuelo, suelo y vuelo de la vía pública resulta obsoleta para una ciudad moderna al seguir contemplando como concepto recaudador las palomillas y puntos de sujeción a la pared o la utilización del subsuelo de manera particular por cada operador. Las tasas que se cobran por la misma a las compañías son más por la concesión administrativa de los derechos de paso o vuelo que por ningún otro trabajo anterior o posterior a la instalación que pueda realizar el Ayuntamiento. 

Una galería subterránea de ámbito común, gestionada por el Ayuntamiento, para las diversas instalaciones permitirá la ordenación de la ciudad, evitará canalizaciones innecesarias y aperturas permanentes de la vía pública por cada operador, incluso recién asfaltadas o peatonalizadas las calles, facilitará el inventario de las instalaciones y sus mapas de localización, otorga rapidez a los tendidos de redes por las operadoras, lo cual les supones un ahorro en tiempo e inversiones, reduce los tiempos de espera de los particulares, facilita la recaudación municipal y  la  vida útil puede superar los cien años con lo cual su amortización está asegurada técnica, socialmente y económicamente.

La ciudad, por su forma geográfica y su desarrollo urbano, debería de planificarse, su subsuelo, con dos galerías subterráneas, una en todo el anillo exterior de la ronda de circunvalación actual de la ciudad, desde donde se acometan las canalizaciones hacia el centro, y, la otra, en el segundo anillo de la nueva ronda, actualmente en diseño y ejecución parcial por tramos. La comunicación y permeabilidad entre ambos anillos y sus respectivas canalizaciones hacia el centro geográfico supone enormes facilidades constructivas, de seguridad para edificios y personas, no interfiere el tráfico rodado cuando se realizan trabajos de mantenimiento o reposición de redes, eliminarían los cableados en las fachadas y evitaría el levantamiento permanente de las aceras y calles.