La inocencia de Inna, Cristina y Oksana

Hilario L. Muñoz
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Una familia de Puertollano acoge a tres niñas ucranianas, llegadas unos días antes de que comenzara la invasión rusa de Ucrania. Varias decenas de familias de la provincia se han quedado a las puertas de lograr esta acogida al estallar el conflicto

La inocencia de Inna, Cristina y Oksana - Foto: Rueda Villaverde

Resulta muy difícil mantener la inocencia cuando se ven las bombas sobre tu cabeza o cuando hay que huir de tu casa con el sonido de las balas. Muchas familias de Ucrania han perdido la inocencia estos días, pero Inna, Cristina y Oksana Tyshchenko la mantendrán aún, gracias a la previsión de sus padres y a la recepción que en Puertollano le han dado la familia de María del Mar García y Ernesto Manuel Camacho. Ambos han abierto su casa y han decidido que sus dos hijas, Azahara e Irene, compartan espacio con las tres hermanas que el pasado sábado subieron a un avión rumbo a España. 

"Me llamó su madre y me dijo si aún estaba dispuesta a acoger a las tres, le dije que sí. En 20 minutos recibí un mensaje con la foto de los tres billetes" , explica María del Mar. Las tres hermanas dejaron atrás su Kiev natal, donde están sus padres, Misha y Oksana, pero también sus hermanas mayores Katia y Maria. Montaron en un avión rumbo a Milán, con una maleta en la que había "ropa y productos básicos". Tras 11 horas esperando en Italia, llegaron a Barajas, donde las recibió María del Mar, que solo conocía a una de las tres hasta entonces. 

Oksana, la madre, les dijo aquella mañana si querían irse a España porque "no sabía lo que iba a pasar". "Estamos aquí porque en Ucrania tenemos guerra". De esta manera tan sencilla explica Inna, la mayor, los motivos por los que han dejado todo atrás. "La situación en Ucrania es muy inestable y nuestros padres decidieron que era mejor que nos fuéramos del país", señala Cristina, quien mejor conoce el español. 

La inocencia de Inna, Cristina y OksanaLa inocencia de Inna, Cristina y Oksana - Foto: Rueda Villaverde

Las tres niñas han sido parte del programa de acogida de Crean. Inna durante tres años; Cristina, durante cuatro; y Oksana, uno. La menor de las tres hermanas estuvo en Puertollano en 2019, conviviendo con María del Mar, también en la única vez que esta familia había acogido niños ucranianos, con el programa de la asociación ciudadrealeña. "Luego ya no pudo venir por la pandemia, pero he mantenido el contacto con ella estos dos años y con su mamá", comenta María del Mar. Durante las últimas semanas esas conversaciones volvían una y otra vez hacia el tema de la guerra y María del Mar acabó diciendo a la madre ucraniana que, si "veía las cosa muy mal", podía acoger a las tres niñas. "Su madre está muy agradecida, me dijo que yo era la respuesta a sus oraciones, eso me llegó al alma", dice la puertollanera. 

Cuando llegaron el fin de semana, no sabían que en unos días iba a estallar el conflicto. "Nos preocupamos mucho por nuestra familia", comenta Inna, quien habla a través del móvil con Ucrania. Por este método saben que sus padres y hermanas han dejado Kiev, la capital, antes de la entrada de las tropas rusas y se han ido a un pueblo cerca de la frontera con Polonia, que es la zona más segura del país en estos momentos. Las tres han hablado también con sus compañeros de clase. "Tienen mucho miedo, están asustados", comentaron las hermanas. Sus amigos han tenido que pasar unos días en refugios antibombas y escuchando el sonido de las explosiones. 

Mientras, ellas han pasado sus primeros días en Puertollano tratando de sobreponerse a la guerra que ven por la tele y conociendo la ciudad como el paseo de San Gregorio o la chimenea cuadrada. Están viendo los acontecimientos hasta saber si sus padres podrán salir del país, si podrá haber reunificación familiar y cómo reaccionará la comunidad internacional al tema de los refugiados cuando empiece a haberlos. "Ucrania tiene una gran necesidad de asistencia internacional, queremos tener paz, vivir en nuestro país y desarrollarnos, pero no podemos hacerlo porque tenemos una guerra", resume Inna, tomando consciencia del papel que tienen sus palabras desde España para apoyar a su patria. En el cuarto que María del Mar ha preparado para dos de ellas se refleja ese mensaje con un cartel que dice: Kiev es tu pueblo donde todo empezó.

La inocencia de Inna, Cristina y OksanaLa inocencia de Inna, Cristina y Oksana - Foto: Rueda Villaverde

Menores atrapados en una guerra

Las tres hermanas podrían haber sido solo un pequeño porcentaje de las decenas de niños que estaban a punto de salir de Ucrania rumbo a Ciudad Real cuando en la madrugada del jueves estalló el conflicto. Crean estaba moviéndose con la embajada y las familias en Ucrania para lograr que, antes de que comenzara la guerra, un buen número de familias se hicieran cargos de los menores. Todas estas personas, que suelen acoger niños en verano, piden ahora el apoyo del Gobierno para que esos niños que ya conocen España puedan llegar a nuestro país, donde tienen personas que les conocen y que podrían acogerles en primera instancia. 

De hecho, la hermana de María del Mar, Ana Rosa García era una de las madres de acogida que estaba pendiente de unos pocos trámites para traer a otro grupo de menores. Ella lleva acogiendo desde hace siete años y estaba en conversaciones con dos de los que llevan viniendo a Puertollano desde entonces. "Ya estaba todo solucionado e iban a venir", señala Ana Rosa, quien iba a acoger también a otros tres hermanos. "El jueves a mediodía hablé con la madre y no sé mucho más, tienen mucho miedo", comenta, como muestra de la angustia de las madres de acogida en esta situación de angustia. Hay que tener en cuenta que María del Mar y Ana Rosa hacen mención a que el papel de la acogida no se queda solo en los tres meses del verano, cuando Crean gestiona las vistas, sino que sigue durante todo el año, a través de llamadas y mensajes entre las familias ucranianas y españolas. 

Las tres hermanas que han logrado mantener su inocencia estarán aquí "el tiempo que haga falta", dice María del Mar, con el recuerdo de que tendrán que clarificar su situación en España, intentar que se escolaricen mientras están en nuestro país y lograr que los ecos de la guerra de su país les afecten lo menos posible. 

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