Editorial

La victoria de Macron y el futuro de Francia y de la Unión Europea

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Emmanuel Macron continuará en el Elíseo otros cinco años tras vencer en las elecciones presidenciales a Marine Le Pen, con un margen de 17 puntos, pero con una abstención del 28 por ciento -uno de cada tres electores no acudió a las urnas- que no se había registrado en el último medio siglo en Francia. Macron consolidó su victoria gracias al denominado escudo republicano que apostaba por respaldar al político centrista para tratar de que la ultraderecha, que ha cosechado sus mejores resultados, no se hiciera con las riendas del país. La posibilidad de que el partido de Le Pen, que ya ha advertido que no tirará la toalla, ganase los comicios generaba mucha inquietud en el país vecino y también en buena parte de Europa.

Pese a su triunfo, el presidente más joven del V República es, según las encuestas, uno de los políticos que más rechazo suscitan, ya que entre la población ha crecido esa sensación de que no se preocupa de los verdaderos problemas de una ciudadanía que se ha alineado con las continuas protestas de los chalecos amarillos y ha dejado patente en numerosas ocasiones el hartazgo social. Ahora, Macron, como trató de explicar durante su discurso tras la victoria electoral en el que advirtió que «vienen tiempos difíciles», deberá cambiar el paso y erigirse en el presidente de todos, tratando de dar respuesta a las necesidades de un país dividido que vivió la noche del domingo las primeras protestas contra su persona, tanto en la capital gala como en las principales ciudades donde tradicionalmente gana la izquierda. El presidente no lo va a tener fácil y está obligado a convencer a la ciudadanía de un nuevo proyecto de unidad que recomponga las fisuras con el objetivo de que su victoria en las presidenciales se refuerce en los comicios legislativos que se celebran en el mes de junio.

La UE, por su parte, respira aliviada. La posibilidad de que Le Pen se hiciera con la Presidencia podría haber supuesto un torpedo en la línea de flotación del proyecto comunitario. El euroescepticismo de la ultraderecha chocaba con el firme compromiso de Macron con los Veintisiete y el resultado de las urnas refuerza el posicionamiento unitario y sin fisuras ante la invasión rusa de Ucrania; una guerra que el propio presidente de Francia trató de evitar en vano, convirtiéndose en uno de los mediadores al inicio del conflicto bélico. Mientras Francia está más fracturada que nunca y mira con recelo las celebraciones con motivo del 1 de mayo que podrían desencadenar en violentas protestas, Europa es hoy más Europa.