José Luis Loarce

Con Permiso

José Luis Loarce


Abonar la tierra

10/01/2023

Aviso: esta columna podría destilar cierto humor negro. Pero también celebración de la vida, por qué no. El caso es que era la festividad de los Reyes Magos y uno tiene la extraña costumbre de leer los periódicos —a ser posible de papel, por favor, lo otro es mirar— hasta en las fiestas de guardar, y a uno de estos diarios se le ocurre dar una crónica más propia de las fechas de Halloween, antes de Todos los Santos.
Cuando de niños los Miércoles de Ceniza nos manchaban la frente para recordarnos cristiana y religiosamente el polvo que seremos todos, qué lejos estábamos de saber que, según el mencionado reportaje, también podremos ser abono, contribuir a la sostenibilidad del planeta y mitigar así el cambio climático. Si al entierro tradicional lo está sustituyendo la cremación, que convierte al finado en un hermoso cenicero de diseño con tapa que no hay donde aventarlo después, ahora de los EEUU llega el compostaje humano, previo tratamiento de unas semanas. El de Nueva York ha sido el sexto estado que ha aprobado esta práctica funeraria, que ya en 2019 admitió el de Washington y en el 27 lo hará California; su precio, unos siete mil dólares. Qué lejos —o acaso no— de cómo el irónico Julio Camba empezaba uno de sus artículos, recogidos por la editorial Renacimiento en Sobre casi todo: «¿Para qué vivir —anunciaba una empresa norteamericana de pompas fúnebres—, cuando por quince dólares podemos hacerle a usted un entierro magnífico?».
Modernidades poco sagradas, muy ecológicas, que acabarán convirtiéndonos en abono para los huertos urbanos, y las necrópolis transmutadas en campos de pepinos y demás espacios agrarios o boscosos. Al cabo Miguel Hernández, lo cantó en la emotiva Elegía a su amigo Ramón Sijé: «Yo quiero ser llorando el hortelano / de la tierra que ocupas y estercolas (…)». 
Nos llenarán los campos de placas solares y de promesas de dinero, como a los protagonistas de Alcarràs, y las crestas, de molinitos devoradores del paisaje (Das bestas, la otra gran película del año, o, nada de ficción, en ese pueblito burgalés que celebra el Corpus con los saltos del Colacho sobre los bebés) y aguantaremos el tirón por aquello de… ¿Pero customizarnos en abono comercializable? La Historia del hombre ha dispuesto infinitos lugares, formas y tránsitos para el más allá, desde las pirámides hasta las ceremonias en el Ganges, y ahora son estos los nuevos ritos de paso que venden los americanos aunque nos dé algo de yuyu. ¿Estarán preparándonos ya el último viaje machadiano a base de metaverso y mucha fanfarria virtual? De qué no serán capaces. ¡Vade retro! Por lo pronto, hoy abriré un excelente tinto, tres variedades de cepas viejas, de Yecla, etiquetado 'De muerte', la única certeza.