La garantía laboral sólo llega a uno

M. Lillo
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Fernando Romero es el único de los 22 beneficiarios del Plan de Trabajo Garantizado que tiene actualmente un empleo y es temporal

La garantía laboral sólo llega a uno - Foto: Tomás Fernández de Moya

Durante seis meses, Fernando, Isabel y Félix Mario se formaron, trabajaron, se sintieron realizados y dejaron aparcadas sus dificultades para incorporarse a un mercado laboral que les había expulsado tiempo atrás y al que no conseguía retornar. En junio del año pasado, el Plan de Trabajo Garantizado les abrió de nuevo las puertas a un puesto de trabajo. Por fin llegaba una oportunidad laboral que traía bajo el brazo varias acciones formativas encaminadas a facilitar su inserción definitiva en el mercado de trabajo. 

Con esta fórmula novedosa, fruto de la alianza entre el equipo de Gobierno, Ganemos y los sindicatos CCOO y UGT, se buscaba superar los planes de empleo y articular una herramienta que garantizase el acceso a un empleo estable de 25 personas en situación de vulnerabilidad. 22 de ellas culminaron en diciembre este Plan de Trabajo Garantizado y desde entonces, sólo uno, Fernando Romero, ha accedido a un puesto de trabajo, en concreto, del plan de empleo para mayores de 55 años. Otros, como Félix Mario Tomasi e Isabel García siguen esperando una segunda oportunidad. El propio Impefe, el instituto municipal que se encargó del desarrollo de este plan, señala que este programa sólo ha cuajado de momento en la contratación temporal de una persona y que al resto tratan de ofrecerles ofertas laborales que encajen con su perfil, intentando así mantener un contacto continuo con los beneficiarios de este plan. 

Tanto Fernando como Isabel y Félix Mario están más que agradecidos por la oportunidad que les brindó el Plan de Trabajo Garantizado aunque todavía están a la espera de acceder a un puesto de trabajo estable. Su carta de presentación y su aliciente para lograrlo es la subvención que concederá el Ayuntamiento, cuantificada en 1.000 euros, para los empresarios que les contraten de forma indefinida. «Es una opción que se le da a los empresarios», aseguró Isabel que, actualmente se encuentra en el desempleo aunque llama a todas las puertas posibles con la esperanza de que se le abra un futuro laboral. «Ahora mismo estoy en el paro, echando cualquier oferta de trabajo que veo a ver si tengo suerte», relata. Desde 2014 no encuentra un empleo estable y eso que ha tocado distintos sectores profesionales: trabajó 14 años como administrativa en una empresa y también ha sido dependienta o limpiadora. «Cualquier sector que me acoja y en el que tenga la oportunidad de trabajar, lo aprovecho», dijo con ímpetu. 

Isabel, separada y con dos hijas, una de 18 y otra de 15 años, asegura que el Plan de Trabajo Garantizado fue «una experiencia muy buena», en la que se sintió «arropada» y en la que creció profesionalmente. Durante los seis meses que duró, trabajó como ordenanza en la Concejalía de Acción Social. También los cursos que ha recibido le han servido para actualizar conocimientos en cuestiones como informática o el manejo de internet y, de hecho, se sigue formando online en los cursos que tiene el Impefe en la Escuela Virtual. 

También Félix Mario subrayó todo lo aprendido en los cursos del Plan de Trabajo Garantizado. En su caso, la mecanización del sector agrario puso fin a años y años trabajando en el campo, en Calzada de Calatrava. Dejó el pueblo y se vino a la ciudad en busca de más opciones laborales. No fue del todo como esperaba. Estuvo mucho tiempo en el paro y el Plan de Trabajo Garantizado supuso una bolsa de oxígeno para él. «El trabajo me aportó mucho porque, de tanto tiempo parado, ya el trabajar supone mucha alegría y mucha ilusión», dijo con palabras de agradecimiento. Ahora, recién cumplidos los 50 años, se está formando en cursos profesionales de hostelería, donde espera enfocar su futuro laboral. 

Fernando por su parte se deshace en elogios hacia quienes le ofrecieron la oportunidad de beneficiarse del Plan de Trabajo Garantizado y hacia quienes fueron sus compañeros durante esos seis meses. En su caso, trabajó como ordenanza en el Museo del Quijote. «La experiencia en mi caso creo que era una necesidad, ya que yo antes de salir en este programa llevaba unos meses sin cobrar nada y a la vez se me complicaba la situación porque estaba próximo a cumplir los 55 años y me hacía falta un contrato de tres meses para poder solicitar la ayuda de mayor de 55 años», relata este vecino que estuvo vinculado al deporte, concretamente al boxeo, en su juventud, y que se dedicó después a la hostelería. Reconoce la suerte que ha tenido para beneficiarse ahora de un nuevo plan de empleo de seis meses, máxime si se tiene en cuenta que el único de los 22 que ahora cuenta con un empleo.