La ilusión de ganar para ayudar a la familia

D. A. F.
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Los compradores de la Lotería de Navidad apuran las últimas horas para adquirir los décimos de un sorteo en el que cobra importancia compartir el número con los más cercanos

Distintas imágenes tomadas en administraciones de lotería de la capital. - Foto: Tomás Fernández de Moya

A poco más de un día para que se celebre el Sorteo Extraordinario de Navidad, las oficinas de lotería presentan un trasiego continuo de público, personas que tratan de adquirir un décimo o una participación más antes de que mañana las voces de los niños de San Ildefonso marquen la pauta de la suerte en el sorteo más esperado del año.

Víctor Manuel Rodríguez admite que compra lotería «más por tradición» y precisa que compró tres décimos compartidos. Su deseo es que los premios estén «lo más repartido posible, porque hay gente necesitada, eso es lo principal». Claro que si se diera el caso de que recibiera un pellizco importante, «me gustaría hacer un viaje con mi mujer, pero aquí, por España».

Rodríguez menciona entre sus recuerdos de la Lotería de Navidad que hace unos años, en Horcajo de los Montes, «tocó a unos cuantos, unos 14.000 o 15.000 euros y la verdad que fue una alegría para todos».

Distintas imágenes tomadas en administraciones de lotería de la capital.Distintas imágenes tomadas en administraciones de lotería de la capital. - Foto: Tomás Fernández de MoyaPor su parte, Jesús Ureña detalla que juega «por costumbre» entre seis y ocho números «entre familiares, pero luego durante el año juego muy poquito». Si la suerte le sonríe mañana, adelanta que lo primero sería un clásico: «Tapar unos agujeros y ayudar a mis hijos y a los familiares más cercanos», aunque también cuenta con que le alcanzase «para algún caprichito» Aunque no tiene supersticiones con los números, Ureña comenta que va buscando determinadas fechas, «como los cumpleaños de mis hijos».

También hace cola para comprar Ana Ramos. Explica que desconoce qué cantidad juega porque «comparto con la familia y con los amigos». Sus proyectos, en caso de que los niños de San Ildefonso le asignen un premio importante, pasarían por pagar la hipoteca «y si toca mucho, lo emplearía para hacer un viaje con mi familia». Ramos juega todos los años un número fijo. Lo hacía «con una amiga muy especial que ya no está aquí y lo sigo jugando por ella», afirma.

Por su parte, Miguel Ángel Álvarez precisa que viene a jugar «unos 150 euros» en la lotería de Navidad. En el caso de que tocase se plantea utilizar el dinero «en algún viaje, algún capricho, alguna cosa que cueste hacer y también para ayudar a mi familia». De hecho, normalmente, comparte sus números con sus hermanos. Reconoce que no le tiene afición a ningún número en especial, pero sí que le da reparo coger décimos o participaciones con un numeral especialmente bajo, porque le da la sensación «de que esos no tocan». Eso sí, al mismo tiempo advierte que es plenamente consciente de que todos los números entran en el bombo «y todos tienen la misma posibilidad de tocar». La última vez que el Gordo visitó Ciudad Real fue en 2018. Fue un décimo suelto vendido en la capital. En 1988 cayó en Socuéllamos; en 1970, en Calzada de Calatrava; y en 1962, en la capital. 

Distintas imágenes tomadas en administraciones de lotería de la capital.
Distintas imágenes tomadas en administraciones de lotería de la capital. - Foto: Tomás Fernández de Moya