«Hay confusión y la gente tiene miedo»

Nieves Sánchez
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Francisco del Moral es natural de Ciudad Real, trabaja en la Universidad de Verona y vive en Padua desde hace 18 años. Explica que lo preocupante es «la falta de criterio» ante el coronavirus

«Hay confusión y la gente tiene miedo»

La seguridad es un estado de ánimo, una sensación que actúa de atenuante del miedo, tanto que su ausencia puede generar confusión y desconcierto, desasosiego ante un temor que salta fronteras y se propaga al ritmo que el coronavirus lo hace a cada hora en Italia, el país que suma ya 10 muertos y más de 270 contagios. Allí, en la zona más afectada, vive Francisco del Moral. «Aquí la gente en general tiene miedo, porque no se aprecia que quienes manejan la información real y tienen que tomar las medidas de seguridad, tengan un criterio claro». Francisco es natural de Ciudad Real, pero vive desde hace 18 años en Padua, una ciudad de la región de Véneto y capital de la provincia del mismo nombre donde se desató hace unos días la alarma por coronavirus, en concreto en el pueblo de Vo’Euganeo, de 3.300 habitantes.

«No estoy preocupado, de hecho estoy convencido de que dentro de un mes esto se habrá olvidado, pero la gente de mi alrededor está en general asustada, sí», explica Del Moral a este periódico vía telefónica. Es lector de Español en la Universidad de Verona, que se encuentra cerrada desde el lunes a los alumnos así como el resto de universidades y centros educativos de esta parte del país italiano.

El problema, dice Del Moral, es que no se entienden ciertas medidas. Por ejemplo, se han restringido todas las actividades que tienen que ver con alumnos, pero el personal administrativo si tiene que acudir a la Universidad y los docentes tienen que estar operativos.

Para este ciudadrealeño, hay cosas «incongruentes» que generan confusión entre la población por la ausencia de un «criterio claro y comprensible» y que favorecen que se incremente la sensación de inseguridad. «Los cines y teatros están cerrados y se han suspendido los partidos de fútbol, pero hay confusión entre la gente porque, sin embargo, los gimnasios y los mercados están abiertos», apunta.

De momento, Francisco no tiene que acudir a clases en toda la semana y no sabe cuánto tiempo más se alargará esta restricción y cómo afectará al calendario académico. «Es lo que más me preocupa, la incertidumbre por el trabajo, porque por lo demás no tengo miedo, nos podemos mover, salvo salir o entrar a Vo’Euganeo».

No tiene intención de volar a España próximamente, pero está en contacto permanente con su familia a la que tranquiliza de las noticias que van llegando de su país de acogida. «Mi tía, por ejemplo, me preguntó el otro día  que si me había pillado con comida, porque se estaban viendo imágenes de supermercados en Milán cuyas estanterías estaban vacías, y yo eso en Padua no lo he visto, pero es normal que la familia se preocupe».

Ahora sólo le queda esperar a que todo vuelva a la normalidad y se pase como un mal sueño que, como el miedo, no entiende de fronteras.