Cuando la historia se escribe en verso

C. de la Cruz
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Luis Alberto de Cuenca recupera el valor de la poesía épica y se ensalza al poeta como «el símbolo más importante de una nación»

Cuando la historia se escribe en verso - Foto: Tomás Fernández de Moya

Las palabras de Luis Alberto de Cuenca tienen una sonoridad especial. Transitan por versos de otros tiempos, espacios recónditos que fueron desvelados en la conferencia impartida ayer en el Convento de la Merced dentro del ciclo ‘Historia y…’, una actividad que organiza la Asociación de Amigos del Museo de Ciudad Real. Tratándose de Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950), el acompañante no podía ser otro que la poesía.

«Historia y poesía están más relacionados de lo que pueda parecer. Desde Aristóteles y su Poética hay una relación entre el arte que cuenta las cosas que ocurren y el arte que cuenta las cosas que ocurrieron. Estamos hablando de la poesía épica, que era la poesía por excelencia para un griego en el siglo IV a.C.», explicaba el poliédrico helenista, filólogo, traductor, ensayista... además de director de la Biblioteca Nacional de España (1996-2000) y Secretario de Estado de Cultura (2000-2004), entre otras funciones.

Y en el recorrido propuesto por el humanista, la Epopeya de Gilgamesh, «el primer monumento de la literatura universal que se remonta a época sumeria»; Esperando a los bárbaros del «gran poeta neogriego» Constantino Cavafis, compuesto en 1904; y Lepanto, de Gilbert Keith Chesterton, escrito en 1911, que «es el poema más hermoso que se ha escrito, una gesta la de Lepanto que curiosamente no ha sido un español el que la ha escrito».

La conferencia, titulada precisamente Historia y poesía, es una adaptación de su discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia en 2011. Resaltar el papel de la poesía supone reconocer que «los poetas son los símbolos más importantes de una nación. Grecia la conocemos por Homero, Roma por Virgilio, Alemania por Goethe...». Y en nuestro país, el poeta más universal podría ser «Lope, Góngora, Quevedo, Jorge Manrique... por ejemplo las Coplas me parece el poema más hermoso que se ha escrito nunca en castellano».

La vastísima producción poética de Luis Alberto de Cuenca, iniciada en 1971 con Los Retratos y de alguna forma culminada en 2015 con el Premio Nacional de Poesía por Cuaderno de vacaciones, le permite tomar conciencia de la evolución lírica en España, cuya situación actual es «muy buena. Coexisten diversas escuelas muy diferentes como la escuela de línea clara a la que pertenezco, la hermética, poetas más populares, más enlazados con las redes sociales que es un fenómeno tremendo». Sobre esta última variante, De Cuenca subrayaba que «hay poetas que se dan a conocer en las redes y luego pasan a publicar en editoriales importantes porque van con una credencial cuando dicen que tienen 50.000 amigos. Tiene el peligro de que muchas veces no es poesía auténtica, es un poco de circunstancias, pero siempre sale gente buena de cualquier nicho de creación». Sus versos, una lección de historia.