Trampolín a La Moncloa

Maricruz Sánchez (SPC)-agencia
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Casado busca una victoria amplia en Castilla y León y Andalucía que afiance el avance del PP a nivel nacional y lo catapulte a la Presidencia del Gobierno, impulsado por los sondeos y los buenos resultados conseguidos en Madrid

Trampolín a La Moncloa - Foto: Kai FÁ¶rsterling

El líder del PP, Pablo Casado, despidió 2021 con un objetivo claro en mente: afianzar la idea de que él es la única alternativa al «desgobierno» de Pedro Sánchez. Y, con ese empeñoe impulsado por unos sondeos que le son favorables, encara los próximos meses, seguro de que si su partido firma sendas victorias en los próximos comicios en Castilla y León y Andalucía el camino hacia La Moncloa estará allanado.

2022 es de nuevo un año de importantes citas con las urnas, como lo han sido todos desde que arrancó la actual legislatura, y los populares quieren poner en marcha su maquinaria electoral y mantenerla engrasada para reagrupar al centroderecha bajo sus siglas y erigirse como la vía para dejar atrás un Ejecutivo de coalición desgastado por sus diferencias políticas.

Tras el adelanto de comicios decretado por Alfonso Fernández Mañueco, Castilla y León será la primera prueba de fuego el próximo 13 de febrero. Casado ya ha llamado a los suyos a volcarse en la campaña y ha predicado con el ejemplo, participando en una convención intermunicipal con alcaldes de la región.

Y es que, las elecciones en la comunidad tienen un fuerte trasfondo nacional. De hecho, el lema de la cita verbalizado en los últimos días por Fernández Mañueco es «sanchismo o futuro», muy similar al «comunismo o libertad» que enarboló desde Madrid Isabel Díaz Ayuso y que le permitió lograr un resultado incontestable.

Los populares parten con ventaja, con sondeos que les sitúan al borde de la mayoría absoluta en la región, y el objetivo es emular la victoria de Díaz Ayuso y que el PP se imponga en solitario a la izquierda, lo que minimizaría el peso de Vox. La meta es un Gobierno monocolor, tras borrar además a Ciudadanos del mapa electoral.

Ese escenario es también el que quiere Casado para sí mismo en las generales, para las que de cumplirse las afirmaciones de Sánchez respecto a que agotará la legislatura, aún faltan alrededor de dos años.

Y pese a que fue Díaz Ayuso quien marcó este hito, el líder de los conservadores ha repartido el mérito de sus buenas perspectivas en las urnas entre en resto de sus barones y ha situado el inicio del cambio de ciclo en Galicia y en las mociones fallidas de Murcia y Castilla y León, aunque la Comunidad de Madrid les permitiese agrandar su distancia con el PSOE.

Según la hoja de ruta de Casado, el trampolín del PP hacia la Presidencia del Gobierno la deben completar ahora Castilla y León y Andalucía, donde la intención de Juanma Moreno Bonilla es convocar en los próximos meses.

Pero, la primera cita con las urnas castellano y leonesas no está exenta de riesgo. Está en liza el relato del adelanto electoral, del que Ciudadanos culpa a los populares, y es también una incógnita el peso que tomará Vox o el rol de las candidaturas de la España Vacía, aún a falta de cerrar sus listas.

Dudas con Vox. El papel que interprete el partido de Santiago Abascal es clave y puede poner en peligro el objetivo del PP de dejar atrás las coaliciones de Gobierno, rotas en tres de las cuatro autonomías donde gobernaba con la formación naranja, con la salvedad de Andalucía. Fuerte en las encuestas, donde no se desinfla y en el caso de Castilla y León incrementa su presencia, Vox ha permitido que Díaz Ayuso apruebe sus Presupuestos, pero no que lo hagan Moreno Bonilla en el Ejecutivo andalúz ni José Luis Martínez-Almeida en la ciudad de Madrid. 

Este último caso, en el que el también portavoz nacional del PP ha tenido que pactar las Cuentas con ediles escindidos de la candidatura de Manuela Carmena, ha hecho que los populares siembren la duda sobre la fiabilidad de un socio externo que ahora tacha el presupuesto de Martínez-Almeida de «comunista».

Casado dice que serán el resto de partidos los que deban retratarse si no hay alternativa a su hipotética investidura y que es capaz de hacer pactos a izquierda y a derecha, pero el apoyo de los de Vox se encarece con el paso de los meses y sigue rechazando a lo que denomina el «sanchismo».

Tras el Comité Ejecutivo Nacional del PP, el líder popular aseguró que su grupo había roto el mantra de su «soledad y radicalidad» que achacan a Sánchez, pero sin Ciudadanos y a la espera de los pasos que dén los de Abascal, el resto de sus aliados son aún desconocidos.