"Hay que trasladar el mensaje de la Navidad al día a día"

A. Criado
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Las celebraciones y encuentros religiosos con motivo de la Navidad, uno de los tiempos litúrgicos más importantes del año, se desarrollarán este año con cierta normalidad, "aplicando la experiencia del año pasado, aunque no haya restricciones"

Jaime Quiralte - Foto: Rueda Villaverde

Las celebraciones y encuentros religiosos con motivo de la Navidad, uno de los tiempos litúrgicos más importantes del año, se desarrollarán este año con cierta normalidad en Castilla-La Mancha, aunque sin bajar la guardia en ningún momento. Atrás quedaron las restricciones de aforo en los lugares de culto (una capacidad máxima del 33% en diciembre de 2020) y el adelanto horario de eucaristías por el toque de queda. «Este año estamos más libres y podemos organizar con más tranquilidad eventos como el festival de villancicos y la bendición del Niño Jesús en catequesis, aunque todavía no podemos hacer visitas a las residencias de mayores», explica Jaime Quiralte Tejero, sacerdote alcazareño que forma parte de la Unidad de Acción Pastoral de Santiago en la capital. No obstante, a pesar de la relajación normativa, hace hincapié en que algunas parroquias han optado por volver a adelantar la Misa del Gallo y llevan a cabo un razonable control de aforo en las actividades que organizan. «En 2020 nos pilló todo de sopetón, pero ahora estamos preparados y sabemos cómo hacer las cosas. La experiencia del año pasado se aplica aunque no haya restricciones», apostilla.

Jaime Quiralte, de 43 años de edad, fue ordenado sacerdote el 20 de marzo de 2004 y, tras pasar por Bolaños de Calatrava y Tomelloso, recaló en la capital hace cuatro años. Tras el estallido de la pandemia, ante el elevado número de fallecimientos, formó parte de un grupo de curas voluntarios, «por edad y por salud», para acompañar y apoyar a las familias en el entierro de sus seres queridos. «Yo he puesto muchas veces fuerza en la palabra, predicando algún fragmento del Evangelio que piensas que puede animar, pero todo se llevaba a cabo con mucha prisa y no había ni tiempo para la palabra. Eran cuatro o cinco minutos en la puerta del cementerio y en presencia de apenas dos o tres familiares. Algunas veces, incluso, la familia más cercana ni siquiera podía asistir porque estaba confinada en casa», rememora. Miguel Ángel Salinas, Pedro Martín del Burgo y Felipe Muñoz fueron los otros sacerdotes voluntarios en aquellos meses «tan difíciles», también  a nivel personal: «Fue un momento de mucho descubrimiento y la fe me ayudó bastante», admite.

En estos tiempos de incertidumbre y complejidad, con la Nochebuena y la Navidad a la vuelta de la esquina, el cura alcazareño considera que «el cristiano tiene que prepararse, tomar conciencia de lo que está viviendo y no dejarse llevar y quedarse solo con un mensaje en la cabeza, sino que ese mensaje transforme tu vida: por qué quiero que venga el Señor». Subraya, en este sentido, que los propios sacerdotes no son ajenos a esta situación: «Es necesario quitar los automatismos que tenemos ya establecidos y tomar conciencia de lo que vivimos y dónde tenemos puesta nuestra libertad».

En tiempos paganos, estas fiestas simbolizaban la victoria del sol a las tinieblas. «Nosotros reconocemos que Cristo es nuestro sol y nuestra esencia es justo eso, mostrar un mensaje vivo de quién es Cristo», afirma Jaime Quiralte, que insta a los creyentes a trasladar el mensaje universal de que Dios se ha hecho hombre a nuestra vida cotidiana, a nuestro día a día. En concreto, en estas fiestas navideñas, en los encuentros o reuniones familiares, preocupándonos por la situación de las demás personas que se sientan en la mesa, o a la hora de hacer un regalo: «Soy bastante dejado para los regalos, pero cuando hago uno me gusta que sea personal, con el que poder entregarte también de alguna manera, igual que hicieron los Reyes Magos con el Niño Jesús».