El belén viviente más grande de la región

La Tribuna
-

Todo el pueblo se implica en un evento que supera ya los 200 figurantes y recibe cada año la visita de más de 6.000 personas

El belén viviente más grande de la región - Foto: Pablo Lorente

Tras más de una década, Moral de Calatrava ha logrado alumbrar el belén viviente más grande de la región, sin más misterio que la implicación de un pueblo entero en un acontecimiento mágico. Después del parón obligado por la pandemia, las calles y plazas de este municipio ciudadrealeño volverán a albergar más de una veintena de escenas relacionadas con el nacimiento del Niño Jesús. Será el 26 de diciembre y, si el tiempo acompaña, se espera la visita de entre 6.000 y 7.000 personas.

Se trata, sin duda, del evento más destacado de la programación navideña de Moral de Calatrava. Su alcalde, Manuel Torres, recuerda que el belén viviente, que este año celebra su duodécima edición, nació como una actividad de catequesis de la parroquia de San Andrés con apenas dos escenas y actualmente supera la veintena y más de 200 figurantes. «Se vuelcan prácticamente todas las familias del pueblo, ya sea participando como figurantes o ayudando en la elaboración de las vestimentas y los escenarios», subraya el regidor para hacer hincapié en «el gran esfuerzo que hacen los vecinos».

Hace ya más de una década que Moral de Calatrava construyó un mundo antiguo, en una realidad alternativa, con voces, rostros y movimiento, con Herodes en su trono y los reyes de Oriente en directo. Con posadas de madera, olor a castañas asadas, romanos con lanzas y pesebres, buenas samaritanas, ángeles anunciadores, pastorcillos y costureras y, por supuesto, con José, María y el Niño Jesús.

El belén viviente más grande de la región El belén viviente más grande de la región - Foto: Pablo Lorentesemanas de trabajo. A las ocho de la mañana todos los figurantes están ya en pie, engalanando las calles, transformando su imagen para convertir Moral en aquella lejana ciudad donde María alumbró a Jesús. Empiezan semanas antes, cosiendo sus propias ropas, construyendo las escenas y ensayando los movimientos y el silencio. Miman los detalles y juegan un brillante papel hasta conseguir la delicatesen en la que se ha convertido trece años después su belén.

El itinerario empieza con los reyes de Oriente descansando y prosigue sobre paja y ramas de palma, lumbres y la luz de velas, hacia la carpintería y la molinera. El aceitunero viene un poco después, seguido de la Anunciación a María y la Visitación a Isabel. No falta detalle: ni pescadores, las posadas de paso y descanso, las castañeras, hasta el censo y Herodes El Grande y sus romanos, junto a la escena de los Santos Inocentes, los niños que mandó matar para acabar con el rey de reyes.

No es de extrañar que cada año sean más las personas que se acercan a Moral de Calatrava para presenciar un belén viviente que se integra en el conjunto histórico de la localidad, en sus calles empedradas y estrechas. Un evento, subraya el alcalde, que también sirve de revulsivo para el comercio y la hostelería local, dos de los sectores más afectados por la crisis derivada de la pandemia de coronavirus.

Más fotos:

El belén viviente más grande de la región
El belén viviente más grande de la región - Foto: Pablo Lorente
El belén viviente más grande de la región
El belén viviente más grande de la región - Foto: Pablo Lorente