Por San Antón, llamas lentas

D.A.F.
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La hoguera del santo reúne a cientos de personas mientras la hermandad sugiere que elaborará más caridades

Por San Antón, llamas lentas - Foto: Pablo Lorente

El fuego comenzó puntual, a la hora prevista, para mantener la tradición de quemar los restos del año saliente en honor de San Antón. En Ciudad Real el rito se cumple en la plaza de Santiago, frente a la iglesia, donde se dieron cita cientos de personas para seguir la danza de las llamas y hasta contribuir a la hoguera con algún mueble viejo.

Pero este año los restos vegetales estaban más verdes y el fuego prendió más lentamente que otros años, aunque finalmente llegó a coronar el montón de leña y hojas para caldear el ambiente de la plaza.

Alrededor de la hoguera se encontraba varios concejales del equipo de Gobierno, encabezados por la responsable de Festejos y primera teniente de alcalde, Eva Masías, y por supuesto los miembros de la Hermandad, encabezados por su presidente, Ángel Patiño, quien explicó que este año se han elaborado unas 15.000 caridades «y casi se nos han acabado», por lo que indicó que de cara al próximo año se podría buscar la forma de ampliar la producción. Sin embargo, comentó «la verdad es que no tenemos tiempo».

Por otro lado, el Patiño agradeció la colaboración de las Hermanas de la Cruz, «nos han permitido celebrar las vísperas en su convento», señaló. Las celebraciones en honor de San Antón continuarán esta tarde con el acto de bendición de los animales, que se realizará en la misma plaza de Santiago a partir de las 17.30 horas. Posteriormente, la misa de la Hermandad se celebrará en el Colegio San José.

Otro de los puntos de interés de la víspera de San Antón es el reparto de torreznos que realiza la Hermandad del Pandorgos, a pocos metros de la hoguera. El presidente de este colectivo, Agustín Cantero detalló que la carne para los torreznos son unos 25 kilos, que se acompañan de unos 50 litros de limoná. Antes incluso de que llegara a prenderse la hoguera, ya había una larga cola de personas que esperaban turno, prácticamente desde la puerta de la sacristía hasta la puerta de la iglesia.