Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


Ni Gobierno, ni partido

25/07/2022

Las elecciones andaluzas pasan factura. La inapelable derrota del PSOE en su feudo de 40 años produjo otro subterráneo en el partido de dimensiones tan profundas que hasta Pedro Sánchez, impasible en su ademán, ha tenido que reorganizar sus filas ante el desánimo general de su parroquia. La llegada de Núñez Feijóo a la Presidencia del PP también ha despertado enormes síntomas de profunda inquietud en el partido del Gobierno que contempla, sondeo tras sondeo, cómo decenas de miles de sus seguidores se pasan, sin titubeos, al partido de enfrente.
Hace un año, Sánchez consumó un cambio de Gobierno con resultados muy poco positivos. Fue un error. Defenestró, por razones diversas, a dos veteranos de la política como Carmen Calvo y José Luis Ábalos, expertos en despejar balones y poner la cara cuando vienen mal dadas, y se quedó prácticamente a la intemperie. Félix Bolaños, que asumió, como ministro de Presidencia, un papel de todoterreno para el que no está preparado, sucumbió en varios empeños, en especial en el escándalo Pegasus y en su sumisa actitud ante el gobierno independentista catalán.
El hundimiento del PSOE y, paralelamente, del Gobierno, parece irremediable. Sánchez acaba de intentar una última maniobra antes de jugarse el futuro en las autonómicas y locales de mayo del año próximo. Ha efectuado un movimiento de piezas cuya primera impresión no ha podido resultar menos esperanzadora al criterio de la militancia socialista. Rescatar como nuevos puntales de la comunicación y la imagen del partido a Patxi López, protegido y apadrinado por José Luis Rodríguez Zapatero suena a broma. Recurrir a María Jesús Montero, ministra de Hacienda, para organizar Ferraz, es un sinsentido y poner a Pilar Alegría, la ignota titular de Educación, de portavoz del partido, es otro gesto desesperado.
La inseguridad y las dudas de Sánchez ante su futuro se evidencian en que ha compuesto un núcleo duro del partido en el que ha incorporado ministros a mansalva cómo Rodríguez la portavoz del Ejecutivo, Iceta para llevar la Memoria, Óscar López, su jefe de Gabinete en La Moncloa. Es decir, una especie de marcha atrás que evidencia que el sanchismo carece de banquillo, que no hay repuestos de nivel, y que Sánchez no se fía ni de su sombra y solo quiere leales del 'sí señor' a su vera.
En el momento más complicado de la situación política y económica de nuestro país y, por supuesto, de Europa, llegan los cambalaches de La Moncloa para transmitir la imagen de que el proyecto, cualquiera que sea, sigue adelante, y con nuevos nombres y nuevas caras. Lo terrible para el presidente y para su partido es que ni lo uno, ni lo otro. El PSOE ya apenas existe. Ahora pasa a ser abducido por La Moncloa, y el presidente da muestras notorias de que se encuentra en una situación entre despistada y desesperada. Transmite de todo menos confianza.