La principal causa de mortalidad entre los jóvenes de España es un tabú del que no se habla. La segunda se conoce en detalle, se cita tiene campañas en televisión y hasta se lleva en el ámbito educativo con charlas. Esta segunda son los accidentes de tráfico, mientras que la primera es el suicidio, un tabú que trata de romper en Ciudad Real la Fundación Ceres desde hace un año. El organismo de Tomelloso inició una serie de charlas de prevención por las que han pasado más de un millar de estudiantes. Se trata de un movimiento que busca hablar en el aula de forma directa, tratando de hacer con el suicidio lo mismo que se ha hecho con los accidentes: frenar la curva ascendente de muertes, poniendo el acento en la prevención y en la responsabilidad colectiva ante una muerte que podría evitarse.
Tras estas charlas, financiadas por la Fundación Sociolaboral de Castilla-La Mancha, se encuentran la psicóloga de Ceres, Laura López,y la trabajadora social, Paola Osa. Ellas son las encargadas de dar un enfoque teórico, similar al que se puede ofrecer en una charla de tráfico sobre conductas al volante o en una de drogas sobre los peligros del uso y el abuso. Durante una hora aportan claves para prevenir el suicidio con un lenguaje juvenil y serio, en el que hay vídeos, mensajes utilizando el símil de las nuevas tecnologías y se busca la interacción de los jóvenes, tratando de hacerles entender algunas de las claves y que hay cosas que dichas en unos momentos son una broma, pero en otros deben poner alerta a quien lo escucha.
«En 2020 se dio la mayor cifra de suicidios», explicaba Laura López ayer, en una de las charlas que se impartieron en el IES Maestre de Calatrava. «La cuarentena», respondieron al unísono todos los alumnos, sobre el motivo de esa alta cifra. A partir de aquí se recuerda la importancia de la prevención, remarcada en que «dos años antes de que alguien se suicide» ya empieza a tener esa idea. «No es algo impulsivo» y, por lo tanto, «hay tiempo de ayudarles». En este aspecto es donde se quiere poner el acento, tratando de romper algunos mitos sobre el suicidio, como que «está demostrado que hablar y preguntar no incita», una de las claves sobre la que asientan estas charlas, indicaba Osa ante los estudiantes. «Hay señales de alerta que se pueden detectar y sí que podemos hacer algo», exponía de una forma clara, haciendo una llamada a la acción, que normalmente se obvia, trasladando el suicidio de un aspecto personal e íntimo, a lo público y social.
Hablar de suicidio dentro de las aulas - Foto: Rueda VillaverdeLa charla de la Fundación Ceres concluye con unos aspectos claves para los jóvenes igualando las sensaciones físicas con las psicológicas y emocionales, recordando que igual que se descansa cuando se está cansado o se come con hambre, es necesario hablar cuando surgen ciertas sensaciones. «Siempre hay alguien con quien hablar», recuerdan, aportando números de teléfono, aplicaciones y, sobre todo, como en los accidentes de tráfico, estar atentos ante las señales que puedan encontrar.