Los elevados costes que también soportan los transportistas de ganado, especialmente del gasóleo, han llevado al punto de que el sector no consigue la rentabilidad por la propia actividad sino gracias a las ayudas que se han implementado, como la bonificación de 20 céntimos por litro de carburante.

Así lo indica en una entrevista el gerente de la Asociación Nacional de Transportistas de Animales Vivos (ANTA), Pedro Martínez, que habla de «márgenes muy leves de rentabilidad» gracias a estos apoyos públicos que «han amortiguado la situación». Esa bonificación de los 20 céntimos unida a dos ayudas directas por vehículo por un total de 2.500 euros les ha permitido seguir con el negocio. Hay que tener en cuenta, incide, que ahora pagan «casi 60 céntimos» más de gasóleo por kilómetro y ese sobrecoste «no se ha repercutido todo» al cliente.

A ello se suman los gastos para el cambio de neumáticos o el pago de la energía que consumen en los centros logísticos a los que acuden, unas facturas que han subido «muchísimo», subraya.

Con el objetivo de abaratar costes, los transportistas han recurrido a volver cargados de animales cuando hacen viajes internacionales, algo que no es lo habitual. Es decir, hacen tanto el viaje de ida como el de vuelta con ganado, explica.

El sector ha sido objeto recientemente de un dictamen científico y de una recomendación de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en las que aconseja minimizar la duración del transporte y limpiar exhaustivamente los vehículos para reducir la transmisión de bacterias resistentes o habilitar más espacio por el bienestar animal.

Para Martínez, la mejora de los procedimientos no está en acortar el tiempo de traslado sino «mejorar los centros de limpieza y desinfección». Además, apoya la próxima autorización nacional de los dispositivos de autodesinfección en los camiones que expulsan una «nube biocida» eficaz contra patógenos.