En Madrid tienen su casa, su familia y sus amigos. En Ciudad Real su trabajo, unas condiciones laborales mejores que en la Comunidad de Madrid y unos compañeros y un puesto de trabajo con los que están muy satisfechos. En medio, la alta velocidad, la que utilizan todos los días laborales para desplazarse desde Madrid hasta el Hospital General, donde ambos trabajan.
Norberto Ruiz y Blanca Mazarrasa son, de hecho, parte de ese capital humano que ha llegado a la tierra gracias a este servicio que cumple ahora 30 años de vida y que con esta conexión por ferrocarril, a tan solo 50 minutos de la capital de España, permitió también el desarrollo de grandes e importantes núcleos laborales en Ciudad Real, como es el complejo hospitalario y la Universidad.
Él, médico, lleva utilizando el servicio 18 años; ella, psicóloga, 12. Ambos, compañeros de trabajo en el hospital, coinciden en que es un buen medio de transporte, pero que el servicio se torció hace cuatro meses. Indican que el pasado mes de enero cambiaron el tren, por otro más incómodo, y que acumula «muchos retrasos». Lo que antes era una excepción, dicen, se ha convertido en una circunstancia que se repite con asiduidad, lo que hace que ahora estén «realmente descontentos». También por la falta de respuesta, indican al referirse a un escrito firmado por unas 50 personas con relación a esas quejas y al que no les han contestado.
Norberto y Blanca han elegido Ciudad Real para desarrollar su vida laboral, renunciando a ofertas de trabajo que les han puesto encima de la mesa en Madrid. «Prefiero trabajar en Ciudad Real porque en Castilla-La Mancha las condiciones son mucho mejores que en Madrid para los médicos. Me hicieron un buen contrato, con la gente con la que trabajo estoy contento y lo que hago me gusta mucho, por eso decidí hacer el esfuerzo de coger el tren todos los días para poder mantener todo esto», indica él, mientras comenta que «antes de enero, el servicio era muy bueno y un retraso en el Avant era rarísimo», pero ahora se ha generalizado, por lo que piden que vuelva al estado original, con los anteriores trenes, y no que tengan que padecer los desbarajustes laborales y de conciliación fruto de los retrasos y que consideran «inadmisibles».
Vivir en Ciudad Real
El caso de José Eduardo García es justo el contrario. Madrileño de nacimiento, hace más de una década es ciudadrealeño de adopción. Emprendió el trayecto contrario, el que le trajo a vivir aquí tras conocer a la que hoy es su esposa. Ahora es de los que se desplaza a la capital de España por motivos laborales, antes, prácticamente todos los días; ahora semanas alternas que en muchos casos, si el viaje es de ida y vuelta en el día, realiza en el tren, del que destaca su comodidad y la posibilidad de estar en pleno centro de Madrid en menos de una hora. «La alta velocidad supone estar bien comunicado con la capital y favorece todo», al tiempo que subraya que «es más barato vivir aquí que en Madrid». Esa clave económica es la que invita a muchos profesionales a establecer su residencia en la provincia. «Son sueldos de Madrid, pero con residencia en Ciudad Real», una localidad «cómoda y con calidad de vida». José Eduardo no tiene intención de volver a Madrid. «En Ciudad Real se vive mejor», sentencia.