Cultivos «en una situación crítica» por el calor y la sequía

M. Lillo
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Cooperativas y Opas ya dan por perdido parte del cereal y temen que en apenas unos días pueda «caer fulminada» la producción si no se registran precipitaciones

Cultivos «en una situación crítica» por el calor y la sequía - Foto: Tomás Fernández de Moya

«Si no llueve en un par de semanas, vamos a tener problemas para sacar adelante la cosecha porque ya hay parte del cereal que está agonizando». De esta manera tan gráfica y tan dolorosa, explicó el director general de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha, Juan Miguel del Real, la situación crítica que viven algunos cultivos por el calor, con temperaturas que rondan ya los 30 grados, y la falta de lluvias.

El peor escenario lo presenta sin duda el cereal, que está «en riesgo» en algunas zonas de la provincia en explotaciones de secano, mientras que en las de regadío al menos pueden recibir riegos de apoyo que lo mantienen con 'una respiración asistida' de cara a una campaña para la que se teme lo peor.

«El cereal está al límite, lo que no se ha perdido ya, en ocho o diez días, cae fulminado», aseguró por su parte Victoriano Alhambra, de Coag Ciudad Real, que indicó que los herbáceos necesitan de «un empujón de agua para crecer» en esta época del año. En algunos casos, sin embargo, el cultivo está ya amarillo, síntoma de que no tiene humedad en la tierra y de que el trabajo de todo el año se puede echar a perder.

«Estamos en unos momentos clave y las cosechas pueden ser malas», dijo por su parte con resentimiento el secretario general de Asaja Ciudad Real, Florencio Rodríguez, para señalar a renglón seguido el gasto extra que ha hecho el sector para afrontar los costes de producción.

Más coste por los carburantes, fertilizantes, abonos y la luz, pero la cosecha, sin embargo, no tiene visos de prosperar. En estas circunstancias, no es de extrañar que el campo esté «implorando que llueva», como reconoció Del Real, sin querer perder la esperanza en que abril venga cargado «con una pluviometria normal» que riegue también de esperanza al sector porque, de lo contrario, sería un año negro.

El problema es que parte del cereal ya se ha echado a perder, aunque el agua sería un bálsamo para otros cultivos que también se resienten por la falta de agua.

El fantasma de los daños por la sequía no es nuevo para el sector agroalimentario de la región, que viene de un año de baja producción de aceituna y de vino, aunque en estos dos últimos sectores se agarran todavía a la posibilidad de que los cultivos rebroten. En estos casos hay más margen, aunque ya temen que la floración también se vea algo afectada.

«En el viñedo, si no llueve de forma razonable, como ya estuvo castigado por la sequía el año pasado, especialmente en el secano, habrá una disminución de la producción», vaticinó el representante de Cooperativas Agroalimentarias, quien recordó que en el caso del olivar el calor y la sequía del año pasado también han hecho mella en las cosechas.

Más de lo mismo sucede en el almendro, donde ya el sector de los frutos secos advertía en días pasados que si no llueve pueden sumar un año catastrófico, otro más, a su cuenta de resultados.

El agua, fundamental.

«El agua es clave para el desarrollo también de los leñosos, no sólo de los cereales, también de los pastos o para la recarga de acuíferos y de embalses», detalló Florencio Rodríguez, reconociendo que «la situación es crítica» y que «si no llueve, será un año muy difícil y con importantes pérdidas».

Tristemente, dijo, ya será tarde para algunas explotaciones de cereal, mientras que el olivar y el viñedo pueden retomar el vuelo si abril y mayo vinieran con precipitaciones generosas. Sin embargo, el escenario es incierto.

Pero la incertidumbre no sólo está afectando a las cosechas, también a los mercados, tanto que las lonjas de cereal de Ciudad Real y Albacete suspendieron las cotizaciones por la «alta volatilidad» que existe en los mercados tras la entrada de grano ucraniano. No obstante, ya hay fecha para la vuelta a la cotización: será el 12 de abril, tras «un compás de espera a ver cómo se dan las circunstancias de cara a la próxima cosecha y los mercados».