José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


Símbolo, patrimonio, violencia

16/11/2022

El palacete de Cruz Roja –que bien debería ser llamado de Conrado López, al ser el verdadero promotor de la obra en 1924–, salvado in extremis en 2007 y para el que realicé un informe crítico en el mes de febrero de ese año para el Colegio de Arquitectos, cuando su demolición se había iniciado, al no contar con protección patrimonial alguna que preservara su entidad, que tanto visual y ambiental ya había sido fuertemente alterada con las concesiones de edificaciones laterales de altura excesiva, a lo largo de los años 80 y 90 –y que nadie dijo nada ni vio símbolos– del siglo pasado y que ahora, desde su compra pública se quiere revertir. En su presentación de reforma el pasado día 11, fue visto y leído como 'Un símbolo de Ciudad Real en su nuevo uso'. Denominación que me retrotrajo al trabajo nuclear de Gillo Dorfles, Símbolo, comunicación y consumo de 1972, para advertir lo de 'Símbolo, propaganda y consumo'. 
Ya sabemos que el símbolo –tan citado y repetido por García-Page en el acto– es, lisa y llanamente, «un elemento u objeto material que, por convención o asociación, se considera representativo de una entidad, de una idea, de una cierta condición». También se acuerda por tal «la forma expresiva que introduce en las artes figuraciones representativas de valores y concepto» y, por demás, «la representación gráfica invariable de un concepto de carácter científico o técnico». 
No sé a qué registro se referiría el presidente regional cuando desplegaba el verbo alado: «Mantendrá su simbolismo tanto en su faceta externa como interna». Incluso el esfuerzo por vincular defensa patrimonial y violencia sexual (sic). De esta manera, ¿simbólica también?, se presentó el proyecto por el que este inmueble de principio del siglo XX… edificio simbólico y que estará dedicado a ser «un símbolo de las luchas de estos tiempos». Más aún, García-Page habló de luchas, en plural, para indicar que «el inmueble es un símbolo de la lucha por el patrimonio, por mantener edificios históricos y dejar atrás esa España que usaba piedras de edificios medievales para chalés». «España cambió de mentalidad convirtiendo la protección al patrimonio en algo inexcusable, algo que se vio con la sociedad ciudadrealeña que llegó a manifestarse para defender este edificio de la piqueta en 2006». Ahora el nuevo sentido simbólico se colmata con el uso previsto para víctimas de la violencia sexual que ya no es de género. Todo un tramado de símbolos en liza, que desplazan el campo del sentido de lo real para componer un ejercicio nuevamente simbólico. Y propagandístico.