Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


Ni un día tranquilo en Moncloa

17/10/2022

No había sido mala la semana. El presidente del Gobierno había burlado el protocolo de la Fiesta Nacional al llegar tarde a Palacio y provocar la espera de los Monarcas encerrados en su auto, como si fueran dos espontáneos. Estas cosas a Sánchez le agradan, lo de menospreciar a Felipe VI y erigirse en gran protagonista de los eventos. En la sesión especial del Parlamento, dedicada a abordar la crisis energética que nos atenaza, Sánchez optó por centrar el tiro de su intervención en sus temas favoritos. Arremeter contra el PP, arrollar la credibilidad de los medios informativos independientes, al más puro estilo Cristina Kirchner y, de postre, un argumento inaudito y espeluznante. Rebozar la política sanitaria en el lodo del combate ideológico y de los intereses partidistas, con alguna incursión en los tratamientos contra el cáncer, las listas de espera y la colonoscopia. Ningún presidente del Gobierno había caído tan bajo ni llegado tan lejos. Ninguno de sus predecesores fue capaz de semejante vileza. No obstante, Sánchez y su disparatado egocentrismo salieron felices del episodio. Donde no hay principios ni ética, todo vale.
Hasta que llegó el atardecer del viernes con dos novedades muy incómodas para el Ejecutivo. Pere Aragonès, presidente de la Generalidad, declaraba en su televisión que pagamos todos los españoles, que había llegado a un acuerdo con Sánchez para la aplicación de la sentencia de la obligatoriedad de impartir el 25 por ciento de las clases en castellano en todas las aulas de Cataluña. Algo ya sabido pero confirmado ahora, pública y tajantemente por quien más puede hacerlo.  Una infamia a los padres que pretenden algo tan sencillo como que sus hijos estudien al menos una cuarta parte de las asignaturas en su lengua materna.
Al mismo tiempo, aparecía otro inconveniente muy serio, procedente en este caso de Europa. La agencia Bloomberg informaba de que la Comisión Europea había trasladado a Madrid su irrebatible advertencia de que no recibirá más fondos 'Next Generation' caso de no poner en marcha un nuevo mecanismo para controlar el gasto, tal y como consta en el acuerdo para los famosos fondos de recuperación de los que piensa vivir Sánchez en los próximos meses. Moncloa reaccionó con un argumento etéreo al asegurar que ya está cumpliendo y lo va a seguir haciendo, en tanto que el equipo de doña Úrsula von der Leyen daba un paso atrás y matizaba con suavidad la noticia. Eso sí, nadie desmentía formalmente la novedad, todo un varapalo procedente de donde más duele. Dos incómodos y serios reveses que le amargaron la semana a un Sánchez totalmente angustiado por la marcha de las encuestas y muy preocupado por lo que pueda pasar en la cita electoral de mayo. «Aquí no hay día tranquilo», comentaba en privado, semanas atrás, un veterano funcionario de La Moncloa. Al presidente, en cualquier caso, las dificultades le ponen a tono, es su ambiente favorito, la resistencia y todo eso. Hasta que se estrelle.