«Que le pongan mi nombre al pabellón me abruma»

Manuel Espadas
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Ernesto Arévalo será el gran protagonista de lo actos de conmemoración del 40 aniversario de la fundación del ADV Miguelturra

Ernesto Arévalo (segundo por la derecha), delante del pabellón que llevará su nombre. - Foto: LT

Este sábado el Pabellón Municipal de Miguelturra cambiará su denominación oficial. En un acto que tendrá lugar a las 17.30 horas, esta instalación, que fue inaugurada a principios de la década de los 90, pasará a llamarse Pabellón Municipal 'Ernesto Arévalo Céspedes', en honor al promotor, fundador y varios años presidente de la ADVMiguelturra. Un acto que está integrado en la programación para conmemorar el 40 aniversario de la creación de este emblemático club. 

Será un momento muy especial para él. Intentará no emocionarse, aunque lo da casi seguro. Y es que, desde que supo que el Consejo Municipal de Deportes había propuesto esta ampliación de la denominación del pabellón, ha vivido dos meses con la sensibilidad a flor de piel. «Para mí será un honor. Me abruma que pongan mi nombre la pabellón y me emociona ver todo el cariño que me ofrece no solo el club, sino todo el deporte de Miguelturra», confesaba el homenajeado a La Tribuna. Un acto en el que estará rodeado de familiares, amigos y representantes del deporte churriego, además de la alcaldesa, Laura Arriaga, y el actual presidente del ADV, Manuel de la Torre.

Ernesto Arévalo, que es socio de honor del ADV, aún recuerda los comienzos de lo que llegó a ser uno de los clubes más importantes del voleibol de Castilla-La Mancha. Fue en 1982, cuando él y un grupo de amigos apostaron por crear una entidad que pudiera acoger a los chicos y chicas que salían del colegio El Pradillo y que habían conocido el voleibol gracias a la semilla sembrada por el profesor Julián Verdejo. «En el colegio jugábamos en una pista con pendiente», relata sonriendo Arévalo. A partir de ahí se crearon dos equipos que jugaron partidos durante el verano, y esto acabó convirtiéndose en la Asociación Deportiva de Voleibol de Miguelturra.

Comenzó entonces «un trabajo muy ilusionante y con una repercusión muy importante para un pueblo que no llegaba a 10.000 habitantes», destaca. En 1986 el ADV ya acudió a un intersector nacional en Cáceres, competición a la que los jugadores se desplazaron «en la camioneta del molinero de Poblete». Después, los cadetes llegaron a ser terceros de España, y cuartos los juveniles.

Pero pasó casi una década para que el club pudiera entrenar y jugar sus partidos a cubierto. Tras su fundación, competía en las pistas polideportivas ubicadas donde ahora está la piscina municipal. «Hubo que trabajar mucho para conseguir el pabellón», reconoce Ernesto Arévalo, al que no se le olvida que después de todo este esfuerzo, la instalación fue inaugurada con un partido de baloncesto de la Rusia de Tkachenko: «Para mí fue un disgusto, y eso que el concejal de Deportes era mi hermano», apunta entre risas.

A sus 63 años, Ernesto Arévalo se siente orgulloso de todo el trabajo realizado, sin el cual «el voleibol sería un deporte residual en Miguelturra», aunque eso no evita que el detalle de ponerle su nombre a este histórico pabellón le abrume y emocione.