«Las izquierdas han logrado avances decisivos»

H. L. Muñoz
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El catedrático emérito de Historia Contemporánea de la UCLM Juan Sisinio acaba de publicar el libro 'Historia de las izquierdas en España', que abre una puerta al pasado para ver el presente

Juan Sisinio. - Foto: Tomás Fernández de Moya

El catedrático emérito de Historia Contemporánea de la UCLM Juan Sisinio acaba de publicar un libro que abre una puerta al pasado para ver el presente. Su Historia de las izquierdas en España es la mitad de un libro aún mayor, completado por el que ha hecho Antonio Rivera, Historia de las derechas en España. 

¿De dónde surge la idea?

Hay una carencia de una síntesis que explique la evolución de la izquierda porque el presente no se entiende sin la herencia que hemos recibido de generaciones pasadas. 

¿Dónde empieza el libro?

Arranca en el origen de la izquierda, en 1789, cuando la revolución francesa se plantea el dilema entre derecha o izquierda, conservar o revolucionar, mantener el status quo o cambiarlo y mejorarlo con la tríada que seguimos manteniendo como lema: igualdad, libertad y fraternidad. Esa dicotomía se manifiesta en España en la época de Carlos IV.

¿Por qué dos partes?

No cabe en todo un libro y hay que seleccionar. Por eso logré que un compañero de la Universidad del País Vasco hiciera un libro que trata de explicar que en la vida política hay dos grandes grupos o bloques ideológicos, no una derecha o una izquierda, sino un grupo de asociaciones o ciudadanos que tienen una mentalidad que podríamos llamar conservadora o de derechas y otra que trata de buscar el progreso hacia una mayor libertad, igualdad o solidaridad y eso son las izquierdas en plural. Antonio Rivera no hace el complemento, sino la cruz, o la cara, de dos modos de enfocar nuestra presencia en la vida ciudadana, ante los problemas éticos, ciudadanos y organizativos.

Se habla de izquierdas...

La izquierda empezó siendo liberal, cuando ser liberal era revolucionario, lo más revolucionario y era la gran revolución del siglo XIX y luego el socialismo y el anarquismo plantean la necesidad de ser iguales en los derechos básicos. Eso incluye una novedad en este libro, las mujeres que en los libros de historia no aparecen, hay que subrayarlo. Están las reinas, pero no están las trabajadoras que buscan la igualdad en sus condiciones de vida cotidiana.

Además de las luces se tratan también las sombras.

La estrategia revolucionaria ha supuesto derramar sangre que no es justificable a estas alturas. La violencia política no es justificable en nuestro presente, pero en el siglo XIX y en gran parte del XX sí que ha sido justificada. La gran conquista de que hay que organizarse sin violencia política es muy reciente, del último tercio del siglo XX. En España, hasta el 2011, había un grupo que defendía la violencia, ETA. Hay una violencia compartida por derechas e izquierdas. No hay que justificar, sino explicar por qué la violencia en un determinado momento se consideró imprescindible por la derecha e izquierda.

¿Qué conclusión extrae?

Las izquierdas tienen una aportación al presente decisiva, porque en el camino han logrado avances sociales decisivos. La jornada de ocho horas que hoy vemos normal costó muchas huelgas y mucha sangre. El Gobierno la aprobó en 1919, hace más de un siglo, y sigue costando que se cumpla. Eso es una conquista para tener tiempo libre. La igualdad de mujeres, desde el voto que se logró con Clara Campoamor, es tarea de la izquierda federal. El derecho a la educación universal, los derechos sociales o a una sanidad gratuita y para todos son logros que también han aceptado amplios sectores de la derecha. En los años 80 se construye el estado de bienestar por el Gobierno socialista y la derecha lo ha conservado también. Los derechos sociales, aunque se limiten mucho, no se han mermado. Han actuado con otras prioridades y otra gestión de esos derechos, público o privado, pero no se cuestionan los derechos constituidos. Hay un importante consenso entre derecha e izquierda, aunque parezca que no.