"Francia, tarde o temprano deberá comprar vino español"

D. M.
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Director del Observatorio Español del Mercado del Vino

"Francia, tarde o temprano deberá comprar vino español"

Rafael del Rey es uno de los mejores conocedores del mercado internacional del vino. Desde el Observatorio Español del Mercado del Vino que dirige elabora análisis detallados del comportamiento de los principales países productores y compradores del mundo. 

En lo más inmediato, se habla de desabastecimiento de cara a estas Navidades. Algunos medios apuntan a que no habrá suficiente vino para la demanda que se espera. ¿Es real esa posibilidad? 

No, en absoluto. Es cierto que ha habido una cosecha muy corta en Europa, pero tampoco ha sido tanto como en otros años. España ha registrado 39 millones de hectolitros, menos de lo que se preveía en septiembre. Es verdad que también las existencias son algo inferiores respecto a las del año pasado que fue una campaña muy larga. La pregunta es: ¿tenemos vino suficiente para vender y está saliendo a buen ritmo? Sí, en el mercado nacional no tanto como nos gustaría, aunque están creciendo las ventas, pero no estamos todavía ni siquiera en niveles precovid de consumo de vino en España. Las exportaciones van muy bien en términos de valor, sobre todo, por los precios, que se han recuperado, en los vinos envasados. Por tanto, la situación es que estamos vendiendo el vino a granel bien y fuerte. Es decir, hay vino suficiente. Y otra cuestión es lo de siempre: ¿a cuánto se puede vender? ¿a qué clientes? ¿y qué tipo de vinos?

 

Pero sí existe un problema de stock, sobre todo por las dificultades en la distribución y el encarecimiento de los materiales auxiliares. 

Sí, es importante y tiene sus efectos. Es verdad que hay un problema muy grave en la logística. Las últimas informaciones apuntaban a que se estaba mejorando, pero ha habido retrasos importantes en los envíos, falta de fletes en algunos casos que ha multiplicado por diez los costes de las cargas de los buques. Una barbaridad. Todo eso ha pasado, quiero pensar, por ser optimistas, por el desajuste temporal y coyuntural que se está dando entre una oferta que se había desajustado durante la crisis. Los contenedores no estaban en el sitio, los puertos estaban cerrados, a lo que se le añadió el problema de Shangai; los barcos que no estaban en el sitio correspondiente, desajustes de la oferta que se ligan en el tiempo ahora con un boom de la demanda. Los datos internacionales manifiestan que se está comprando a niveles prepandemia e incluso diría a niveles históricos. Si hay un tirón de la demanda y la oferta está desajustada, es un problema coyuntural. 

¿De cuánto tiempo estamos hablando?

Coyuntural quiere decir de pocos meses. Calculo que a lo largo de finales de año y primeros de 2022 se vaya ajustando. En cambio, el encarecimiento de la energía y de los suministros -cajas de cartón, madera, vidrio y corcho- puede prolongarse más, porque muchos de esos costes, una vez que suben, ya no bajan. Sobre todo en lo que se refiere a la energía.

 

El experto Robert Joseph pronosticó el otro día en Ámsterdam que esos costes pueden repercutir en el encarecimiento de un euro de media por botella. 

Va a depender en cada caso del tipo de vino. Sí habrá una repercusión en unos precios que de media ya estaban creciendo. Insisto en diferenciar los segmentos de mercado. Por un lado, se encuentran los vinos envasados, tranquilos o espumosos, que históricamente, venían estando muy estables en volumen con precios que iban creciendo desde 2017 e incluso desde 2009. Esa subida de precios, más los costes, encajarían. El otro segmento, el de granel, va más ajustado. Le afectará menos los costes porque no tienen corcho ni cajas, aunque sí el transporte y también la energía. En esos vinos, las subidas de precios son mucho más dañinas, pero en ese tipo de vinos, los precios son más fluctuantes al igual que cuando hay cosechas más cortas o abundantes.

¿Cómo pueden las bodegas y cooperativas de la región competir ante este escenario de inestabilidad general?

Los vinos de Castilla-La Mancha son  de los más competitivos del mundo. Sí se pueden preguntar qué ocurrirá con el transporte, sobre todo, porque exporta principalmente vino a granel. Sin embargo, a mi juicio el peor perjuicio para los vinos de Castilla-La Mancha es la variabilidad de sus cosechas. Unos años tenemos mucho y otros poco. Cuando hay excedente da la sensación de que sobra vino, por lo tanto,  los precios bajan. Y al contrario. Cuando hay una cosecha baja, da la sensación de que no hay y entonces se disparan los precios. Esta variabilidad, además, está ligada a la necesidad de tus clientes. Si Francia necesita vino español o no; si a Italia le vendemos mucho o no, si Portugal o Alemania necesitan nuestro mercado. Repito, lo que de verdad afecta a los precios en Castilla-La Mancha es la variabilidad de sus campañas. Yesto es lo que más tiene que controlar. Estas grandes cosechas dependen de lo que tú haces.

¿Cómo se puede intervenir en esta problemática?

Las instituciones intervienen desde hace años. El Gobierno de España y la Junta de Comunidades vienen hablando de limitar rendimientos. En Castilla-La Mancha, por ejemplo, ya existen algunos controles de rendimientos fuera de DO, entre 18.000-20.000 kilos por hectárea. El Ministerio impone la destilación en los casos de excesos. Son medidas para evitar la variabilidad. Pero añado un control más importante y directo y sé que es un asunto delicado. Se le puede sumar el control de agua y fertilizantes. Es un tema muy difícil pero la disponibilidad de agua es un factor determinante, más allá de los efectos meteorológicos, que evidentemente no se pueden controlar. El agua y los fertilizantes sí se pueden programar. Todo esto depende de factores económicos. ¿Por qué el agricultor de Castilla-La Mancha tiene necesidad de regar? Pues dependen de cómo paguen la uva. El cómo se paguen los kilos de uva depende cómo se vendan los vinos. Si mis clientes son de 0,37 céntimos el litro, podré pagar las uvas a una determinada manera. Si lo pagara a 0,80 céntimos como es la media mundial, se pagaría mejor la uva. Y esto de qué depende, de la capacidad de comercialización. Ésta es la clave.

¿Cómo ve el conflicto de la DO Valdepeñas que no acaba de solucionarse?

Los líos de todas las Denominaciones de Origen se ven, desde fuera, como lo que son, líos y con poca capacidad de conocimiento. Se oye ruido sin saber el por qué. Lo que es evidente es que no es bueno. Se oyen mensajes de que hay sospechas de fraude, de peleas que no ayudan. Los vinos se aprecian y están bien. Ayuda el prestigio de las instituciones, de la trazabilidad del vino y el prestigio de las marcas. Esto es lo que ayuda. 

La pandemia disparó el consumo en los hogares respecto al sistema Horeca. ¿Cree que este consumo ha venido para quedarse?

Los ritmos de crecimiento del consumo en el hogar no se van a mantener, de hecho no se están manteniendo. Siendo muy optimistas, cuando se recupere del todo el consumo en el canal Horeca, pienso que algo se mantendrá en el hogar al conservarse la costumbre de abrirse un vino en casa, con los amigos, la costumbre de comprar on line, algo se mantendrá, aunque se recupere en el sistema Horeca. 

¿Cómo pueden responder los vinos a la volatilidad actual del mercado?

Con buenos clientes. El secreto que hablan todas las bodegas son marcas importantes bien distribuidas y con una gestión eficaz de carteras de vino diferenciadas. Es decir, muchas de nuestras bodegas es que tienen mucho tipo de vinos diferentes. Un catálogo muy diversificado para distintos mercados, gustos y clientes. Así pueden compensar pérdidas de los mercados que no están funcionando. El que ha tenido una mayor diversificación sortea mejor la volatilidad. Incluso aquellas firmas que tienen diferentes envases también ayuda. En resumen, gestión eficaz de carteras diversificadas como hacen las grandes. Las pequeñas bodegas también lo pueden hacer y les va bien. 

¿Qué efectos ha tenido el Bréxit y la retirada de los aranceles de EEUU?

El Bréxit no afectó a los vinos españoles en 2020, todo lo contrario. Muchas firmas incrementaron sus ventas y una vez que se consumó la salida de la Unión Europea, las ventas no están yendo particularmente mal. Lo que preocupa más del Bréxit es que va a empobrecer a los consumidores británicos, por lo tanto comprarán menos vino. En cuanto a Estados Unidos, los aranceles no afectaron negativamente, solo cuando llegó la pandemia, que sí afectó. En cualquier caso, celebramos la suspensión de los aranceles. 

¿Qué mercados ofrece mejor comportamiento para los vinos de la región?

Italia, sin duda. Pero solo este año y de forma coyuntural. Cuando Italia necesita vino, compra todo lo que puede y a cualquier precio. Y al año siguiente, deja de comprar. Es tremendamente coyuntural. Francia no está creciendo al ritmo que se esperaba. Alemania está ocasionando mejores oportunidades. En cualquier caso, el reto para los vinos de la región es básicamente encontrar y diversificar más los mercados, para ir no solo a clientes que son productores y que compran muy barato, sino cada vez más por vinos de calidad a mercados finales, para que los consumidores se beban el vino, me da igual embotellado o granel. Hay posibilidad de hacer el vino de calidad a granel. Qué tipo de vino se dirige a qué tipo de cliente. Tener concentrada la mayor parte de las ventas a cuatro clientes que son productores y exportadores de vino, es muy arriesgado, se puede hacer dinero, pero a medio plazo no es la salida permanente. 

Argentina, Chile y los del hemisferio sur están siendo más competitivos en el gran mercado asiático, China. Por contra a Castilla-La Mancha le cuesta 

No es solo cuestión de precio sino qué tipo de vino para qué tipo de clientes, ésa es la clave. He escuchado a clientes chinos y distribuidores españoles y franceses que algunos vinos que se estaban buscando para el mercado chino, no los encontraban en Castilla-La Mancha. También me ha ocurrido en Estados Unidos que es un comprador de vino a granel importante. No es solo el precio sino una cuestión de actividad comercial para ver qué tipo de vino necesita el cliente.

 

¿Qué está pasando con Francia que no está comprando vino?

Ésa es la gran duda. Está vendiendo mucho más que nunca y disminuyendo sus compras. ¿qué está pasando? Las condiciones objetivas dicen que tiene que crecer porque ha sido de las cosechas más cortas que ha tenido nunca y la situación de stock no es muy alta. Y no lo está comprando a otros. Su proveedor principal es España. Pueden pasar dos cosas. Que esté vendiendo a cliente final y más tarde o temprano tendrá que comprar. O simplemente que sus clientes estén reponiendo stock. Hay una gran demanda pero de forma coyuntural y por eso prefiere no comprar mucho. O que esté especulando.