Fernando García Cano

Eudaimonía

Fernando García Cano


Arquitectos, artistas, diseño y filosofía

03/12/2021

Dos exposiciones coinciden en la capital en este final de otoño que ya casi sabe a invierno: la que ofrece el Colegio de Arquitectos de Ciudad Real sobre la obra arquitectónica de Fisac y la que brinda el Museo del Quijote sobre el arte plástico de Kirico. Visitarlas acompañado de alumnos de la Escuela Superior de Diseño Pedro Almodóvar, así como contando con la guía de quienes nos han ayudado a entenderlas en profundidad es una suerte que he tenido y quiero compartir con los lectores.

En la visita a la muestra La mano que dibuja los bocetos sobre Fisac el grupo de alumnos de Diseño de Interiores tuvo por guía al arquitecto Diego Peris, gran conocedor de la trayectoria de Fisac e impulsor de la Fundación que lleva su nombre. Los futuros diseñadores de interiores visitaban la exposición por segunda vez y después de haber realizado sus propios proyectos para una hipotética exposición efímera sobre la obra del gran arquitecto manchego. En la Escuela de Artes gusta embarcar a los alumnos en un trabajo de proyectos decididamente interdisciplinar, en el que los temas abordados en una asignatura son aprovechados por el resto de materias, con el ánimo de incentivar esos momentos privilegiados de motivación intelectual en los que se percibe que unas cosas están relacionadas con otras, pero sobre todo que no estorba volver sobre lo ya trabajado para, en una segunda vuelta, sedimentar rendimientos, corregir errores y aprender de la propia experiencia de quien aprende pensando y piensa trabajando….

             Esa circularidad entre el pensamiento y la acción es la que ha caracterizado el trabajo artístico de Kirico, el profesor jubilado de Dibujo en la Escuela de Arte durante tantos años, que ha gastado más de cuatro décadas en las aulas, además de estar embarcado autónomamente en la gestión empresarial del diseño y en una obra artística plástica escultórica y pictórica con personalidad propia. La oportunidad de acercarse a su arte que brinda la exposición #Variante K21XXI en el Museo del Quijote la están aprovechando diversos grupos de estudiantes del Grado de Diseño Gráfico de la Escuela de Arte Pedro Almodóvar. Guiados por el propio artista descubren un arte poliédrico que es fruto de este aforismo personal: "Aprendo haciendo, me dedico a pintar pensando y a pensar pintando".

            Dicen que corren malos tiempos para la filosofía, a raíz de cambios legislativos en educación que no satisfacen a todos, pero la verdad es que quien afronta la tarea de retomar la filosofía como herramienta para su formación como futuro diseñador, sea de diseño gráfico o de interiores, descubre de la mano de arquitectos y artistas, como Fisac y Kirico, que la filosofía resulta imprescindible. Por suerte para la filosofía académica son cada vez más los arquitectos, artistas y diseñadores que se atreven a mostrar con sus textos para qué sirve la filosofía: para entrenarse en ese proceso creativo imprescindible en todo trabajo intelectual de cualquier índole, que exige bocetar, repensar, proyectar, volver a reflexionar… y finalmente ejecutar. Cuando los estudiantes de cualquier grado profesional descubren esa utilidad de la filosofía para su futura vida laboral sobran las justificaciones retóricas sobre la necesidad del estudio de las humanidades en todo tipo de carreras… Cada vez hay más arquitectos y artistas que muestran su capacidad humanística no sólo en sus construcciones y obras de arte, sino también en sus textos, cargados de esa sabiduría práctica y teórica que se aprende haciendo y pensando, pensando y haciendo… Poder trabajar en el aula los textos de los catálogos de ambas exposiciones es una demostración efectiva de que lo visto obliga a pensar, así como de que no basta conformarse con aprender a hacer, sino que también hay que entrenarse en el arte de aprender a explicar lo que se hace, cómo se hace y por qué se hace. Dar esas explicaciones por escrito u oralmente, ante el público, es rematar la tarea de equipar a los futuros profesionales para que sepan conjugar sus conocimientos y habilidades técnicas con una adecuada destreza en eso que Wittgenstein llamaba juegos del lenguaje. Si es verdad que la vida es breve y en cambio el arte permanece, mucho más corta es la formación que prepara para una vida laboral ¡ojalá que inacabable!, aunque nos jubilemos cuando toque.