Era ocupa, tenía inquilinas, pero niega agredirlas sexualmente

Pilar Muñoz
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El fiscal pide 11 años y seis meses para el acusado por unos hechos graves que no pueden quedar impune, ha dicho tras el perdón de las dos víctimas «por su mentalidad y creencias islámicas»

Momento en el que el acusado, en el banquillo, es reconocido por una de las víctimas que declararon amparadas por un biombo para evitar la confrontación. - Foto: Tomás Fernández de Moya

Admite ocupar una vivienda de tres plantas en Tomelloso y alquilar habitaciones a mujeres extranjeras sin papeles, pero niega haberlas sometido a un clima de terror y abusos sexuales, llegando a agredir sexualmente a una de ellas. «Yo respeto mucho a las mujeres», ha declarado este martes en la Audiencia Provincial de Ciudad Real Marco Antonio M.P.  tras negar acercarse, acosar y someter a abusos a las mujeres a las que alquiló habitaciones para vivir en la casa. «¿De quién era la casa?», le ha preguntado el fiscal. «Mía». «¿Suya?» «De mi hermana», ha respondido en el interrogatorio, pero ante la contundencia del fiscal respecto a que era del banco no le ha quedado otra que decir: «Si, pero yo estaba cuidando la casa y el banco sabía que cuando la vendiera yo saldría».

En cuanto a los abusos, ha dicho que solo tuvo relaciones con una de las mujeres. «Éramos como novios, las relaciones sexuales eran consentidas, sólo cuando ella quería y cómo quería», ha declarado el procesado, de origen boliviano y actualmente en prisión.

«¿Y, si las relaciones eran consentidas por qué echó abajo la puerta de la habitación de esta mujer el 11 de abril de 2021?  ¿Pretendía entrar contra su voluntad?», ha interpelado el fiscal. «Porque había bebido», ha alegado el encausado en su descargo.

Era ocupa, tenía inquilinas, pero niega agredirlas sexualmenteEra ocupa, tenía inquilinas, pero niega agredirlas sexualmente - Foto: Tomás Fernández de MoyaNo cabe el perdón. El fiscal no le cree ni ha accedido a la petición de perdón de las dos víctimas que «por su mentalidad y creencias islámicas dicen perdonar al procesado», no quieren que se le castigue.

Pero los hechos denunciados en abril de 2021 y enjuiciados este martes en la Audiencia de Ciudad Real son graves y no pueden quedar impunes, no cabe el perdón.

El fiscal considera probados el delito de abuso sexual en el caso de una de las víctimas y de abusos y agresión sexual respecto de la otra.

Era ocupa, tenía inquilinas, pero niega agredirlas sexualmenteEra ocupa, tenía inquilinas, pero niega agredirlas sexualmente - Foto: Tomás Fernández de MoyaPor estos hechos pide una condena de 11 años, seis meses y un día de prisión. Hoy, a la vista de la declaración de las mujeres, pese a las pruebas periciales, el fiscal ha tenido que modificar la calificación y petición inicial de pena que se elevaba a 22 años y seis meses de cárcel.

Hechos. Las víctimas vivían en la casa del procesado desde 2018, pero los hechos se denunciaron en abril de 2021 «cuando no les quedó más remedio», después de que Marco Antonio M. P.  echara abajo la puerta de la habitación de una de las víctimas y se lanzara sobre ella con intención de agredirla sexualmente, ha asegurado el fiscal jefe, Luis Huete, que ha ejercido la Acusación Pública en el juicio visto para sentencia.

Huete sustenta su acusación en la prueba practicada en el plenario aunque las víctimas no hayan sido tan claras en sus declaraciones como lo fueron ante la Guardia Civil tras denunciar los hechos y en el Juzgado, en la fase de instrucción. Uno de los guardias civiles que intervino en las actuaciones ha explicado al Tribunal de la Sección Primera que acudieron a la vivienda de Tomelloso ocupada por el procesado porque desde el servicio de emergencia 112 les dijeron que habían recibido una llamada alertando de que estaban agrediendo sexualmente a una mujer. Una vez en el lugar vieron a la víctima, que presentaba algunas heridas y que habían echado abajo la puerta de su habitación y que otra puerta había sido forzada.

Era ocupa, tenía inquilinas, pero niega agredirlas sexualmenteEra ocupa, tenía inquilinas, pero niega agredirlas sexualmente - Foto: Tomás Fernández de MoyaLos forenses han ratificado su informe y han aseverado que la víctima les refirió que estaba en su habitación, que el acusado tiró la puerta abajo y se le echó encima para mantener relaciones sexuales. Hoy no ha sido clara, aunque ha acabado confesando que  había puesto un cerrojo en su habitación porque tenía miedo. Ha desmentido la declaración del procesado respecto a que tuvo con él relaciones sexuales consentidas. Dice que el encausado tenía celos, que "creía que era suya".

También ha dicho que no habían denunciado antes por miedo. El procesado les decía que no tenían papeles y que se las expulsaría.

La llamaron a la piedad. El fiscal jefe considera significativas, peculiares y sorpresivas las declaraciones en sala de las víctimas evidenciando su mentalidad y creencias islámicas. Piden el perdón para el acusado, no quieren que se le castigue, ha dicho la mujer a la que supuestamente agredió sexualmente tras indicar que los hijos del acusado la llamaron a la piedad. Los hijos del  procesado, de 12 y 14 años, han ido a perdile que le perdone. "Como musulmana me da pena lo que ha pasado, no tengo rencor y pido que se le absuelva por los niños", ha manifestado la víctima que presuntamente sufrió el acoso, abusos y agresión sexual.

La otra mujer ha declarado que sólo la sometió a abusos leves y también pide que se le perdone por la religión que procesan

«Están plenamente influidas, cuando los hechos son claramente intimidatorios, algunos de una violencia extrema», ha subrayado el fiscal.

La letrada Carmen Lizcano, que ejerce la acusación, pide una pena mayor para el acusado por agresión sexual. Para esta abogada, las dos mujeres son "vulnerables" y han mantenido su versión desde el principio. Una de ellas sufrió un acoso brutal. "No han denunciado por miedo a ser expulsadas del país", ha remarcado la letrada.

Por contra, la abogada de la defensa Cristina García solicita la absolución al entender que no hay prueba de cargo válida. Las víctimas han incurrido en contradicción, mientras que el acusado ha mantenido la misma versión, ha reiterado su abogada tras subrayar que no se ha desvirtuado el principio de presunción de inocencia. "El procesado ha negado cualquier acercamiento respecto a una de las víctimas y en cuanto a la otra, las relaciones eran consentidas", ha aseverado. 

En cuanto al hecho de echar abajo la puerta, la letrada ha dicho que eso no quiere decir que su intención era cometer un delito de índole sexual.

Pide la absolución, pero en caso de que sea declarado culpable, la abogada solicita una pena menor por un delito de abuso sexual al sostener que no hubo agresión sexual. Del mismo modo, pide que se le aplique la eximente de consumo de alcohol.