Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


El Midcat se reanima

13/08/2022

El Gobierno de España está dispuesto a terminar la parte del gasoducto Midcat hasta la frontera francesa en un plazo de nueve meses, en respuesta a la petición del canciller alemán, Olaf Scholz, de que se acelere la interconexión de la península ibérica con el resto del continente para abastecer de gas a los países que se verán afectados por el chantaje ruso del corte del suministro. La decisión va en línea con lo que ha propuesto el presidente del Gobierno, Pedo Sánchez, en los últimos meses en Bruselas, con el añadido de que el 'tubo' debe servir en el futuro para transportar hidrógeno verde, llamada a ser una de las energías limpias del futuro.  

La iniciativa alemana, que cuenta también con el aval de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, puede ser un espaldarazo para una infraestructura que no ha contado desde su nacimiento con un buen pronóstico. Porque si la posición española respecto al Midcat está clara, no lo está tanto la del país vecino que tiene que completar su parte de la conexión, y su primera respuesta ha sido que el nuevo gasoducto no entraría en funcionamiento hasta 2030. De ahí que cobre todo el sentido que Alemania se incorpore a las negociaciones sobre su construcción entre España y Francia ahora que las circunstancias han cambiado y esa interconexión se considera básica, para el mayor aprovisionamiento de gas procedente de España al resto de países europeos.  

El proyecto del Midcat lleva en marcha desde hace una decena de años, pero tras la construcción de un primer tramo en España, hasta la localidad de Hostalric, quedó paralizado por acuerdo de las dos compañías gasistas constructoras y los organismos reguladores de ambos países por su alto coste y baja rentabilidad, a lo que hay que añadir el escaso entusiasmo de Francia porque funcionen las interconexiones energéticas entre ambos países. También la Comisión Europea en 2019 dejó esta infraestructura fuera de la lista de proyectos prioritarios de Bruselas, que los movimientos ecologistas que rechazan su construcción consideraron un éxito propio, y que están dispuestos a reabrir la batalla a los dos lados de los Pirineos.   

Si en España la propuesta de Scholz ha logrado un raro consenso entre el Gobierno y el PP, que también la apoya, en Francia la intervención del canciller alemán ha pasado casi desapercibida y no aparece entre las noticias más destacadas de los principales periódicos franceses. Francia ha apostado, como España, por la descarbonización del mix energético europeo, pero la situación en la que se encuentran muchas de sus centrales nucleares, y la crisis del suministro ruso obliga a todos los países a reconsiderar sus posiciones. y más con un proyecto que, ahora sí, se considera vertebrador.  

La respuesta de la parte socialista del Gobierno  -la parte morada se opone al proyecto por ser 'una vuelta atrás' en la descarbonización-, junto con otras iniciativas, como la potenciación del gasoducto que pasa por el País Vasco, o el desarrollo de la infraestructura del puerto de Gijón, en el próximo diciembre, muestran que la solidaridad española con respecto al problema del suministro del gas a Europa está fuera de toda duda, del mismo modo que con esa actitud comienzan a tener más eco las propuestas el Gobierno español en materia de energía y fijación de precios de la luz y aleja las críticas por las dos excepciones ibéricas.