Diego Farto / Ciudad REal

El dolor de los deudos de doña Sardina llenó ayer la plaza Mayor de Ciudad Real. Aunque la proporción de espectadores era mayor que la de dolientes, el cortejo de damas y caballeros enlutados que decidieron acompañar el carro fúnebre que condujo a la difunta parrocha hasta la explanada de la Puerta de Toledo para ser incinerada fue bastante nutrido.

Fue especialmente notable la presencia de plañideras que hicieron notar sus ayes, algunos con requiebros de flamenco, desde el mismo momento en que se preparaba la salida de la comitiva fúnebre desde la plaza Mayor.

Dolor por Doña Sardina en la capitalUn grupo de híbridos con cuerpo humano y cabeza de pez abría la marcha seguido por el cuerpo principal de dolientes, en el que también se desfilaban varios niños. Más cerca del catafalco caminaba la alcaldesa de ciudad, Eva María Masías, flanqueada por otros miembros de la corporación y representantes de la Federación de Peñas. De hecho, varios de los grupos en los que se dividía la comitiva estaban formados por las propias entidades festivas, como la Asociación de Dulcineas y Damas, la Asociación Cultural Valkyrias o la Asociación Juvenil La Daga de Oro. El fuego, anuncio del final inevitable, tambíén estuvo presente con la presencia de un grupo de zancudos y malabaristas que abrían la marcha.

Las risas de los espectadores acompañaron a los caminantes en su recorrido por la plaza Mayor y la calle Toledo, hasta su conclusión a la sombra de la antigua puerta norte de la ciudad.

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