Antonio García-Cervigón

Buenos Días

Antonio García-Cervigón


Paseando por el campo

22/03/2022

El titular de cabeza nos mueve a que escuchemos desde ahora a los meteorólogos decir que ya estamos en primavera. Ya abren los campos a los poetas;ya se han visto cursando los aires el vuelo rasante de las golondrinas que han vuelto;y las mariposas adornaran de colores nuestra existencia; y los olores de azahar, de tomillo y cantueso inundarán nuestros espacios muy pronto; y los cantares y proverbios machadianos se harán presentes en los recuerdos estudiantiles que se grabaron a fuego en nuestra mente; y las abejas «de las flores sacan miel, y melodía del amor, los ruiseñores…». Ya es primavera, amigo lector, la estación del año «más fuerte que la guerra», aventuró el poeta en sus soledades. 
Se refuerza nuestro continente de otra manera y la noche cae sobre Ucrania sembrada de cadáveres. Tristeza y desasosiego en el llanto de los niños. ¡Qué pena más grande! El mundo sigue su curso, pese a tanta barbarie.
El escritor argentino Jorge Luis Borges mantuvo en vida una cierta aversión hacia el fútbol, como ya dijimos en estas páginas. El genial y talentoso narrador llegó a pregonar a los cuatro vientos su fobia por el 'deporte rey': «Detesto el fútbol, es un juego brutal que no requiere un coraje especial, porque nadie se juega la vida». Fue en vida un personaje lleno de contradicciones. A sus juicios denigrantes sobre el 'deporte rey' le ha salido, desde el pasado domingo, una respuesta tajante y colectiva: el equipo del Barcelona, apartado de la Champions en la presente temporada y de la Copa del Rey, goleó el pasado domingo al Real Madrid en su estadio, cuando hace pocas fechas, este equipo vestido de blanco eliminaba de la competición al conjunto del PSG, al que señalaba el mundo futbolero como aspirante a conquistar el citado trofeo para llevarlo a sus vitrinas parisinas. La grandeza del fútbol reside en su universalidad y versatilidad. Cualquier equipo de categoría inferior puede ganar a otro de superior jerarquía. Su grandeza reside en la diversión que suponen los goles. La pasión está servida en los estadios. Los azulgranas estuvieron a la altura de las grandes ocasiones. La 'manita' que vieron prendida en las redes de Courtois muchos culés, estuvo a punto de aparecer en el marcador, para sonrojo de los socios y aficionados madridistas que son legión en España y resto del mundo. Los medios informativos, tras el repaso ofrecido por los culés, señalan culpables. Un aficionado anónimo y merengue al acabar el partido dio la clave del encuentro: «Nuestros jugadores salieron al campo a pasear». Así fue: no a competir con toda intensidad a lo largo de los 90 minutos. A pasear con instrucciones equivocadas. Xavi sí le dijo a su equipo a qué venían al Bernabéu. Con el cuchillo en la boca de cada uno de sus jugadores para luego pregonar después del partido la exclamación que chirría de lógica: «Somos el mejor club del mundo». Caen en la Copa del Rey, en la Champions y están a 12 puntos en la Liga española. La ruina económica les asfixia. La mentira está instalada en esa comunidad de España. Y en esas estamos.