Mil libros revividos en la Biblioteca

Diego Farto
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Un pequeño taller artesanal montado en los sótanos de la institución cultural permitió recuperar varios volúmenes deteriorados por el uso

Mil libros revividos en la Biblioteca - Foto: Tomás Fernández de Moya

En un tiempo en que las reparaciones son algo extraño, la Biblioteca Pública del Estado restauró en cuatro meses entre septiembre y diciembre más de 1.100 volúmenes de sus fondos.

Lo sorprendente es que ésta es una tarea prácticamente artesanal desarrollada por una única persona, Jesús Gago, con escasos medios a su disposición, algunas tablas, varios sargentos para sujetar los materiales, colas, sierras y otras herramientas de corte, cartulinas, hilo de encuadernar, botes de pintura y una caja de cartón abierta y puesta en vertical a modo cámara para colorear, son el equipo improvisado en una de las salas de almacén de los sótanos de la institución cultural. «Todo está hecho con un equipo artesanal y muchas veces reciclado», puntualiza. Los testigos de su trabajo son algunas sillas y atriles que han dejado de usarse en las salas superiores.

La actividad de Gago se ciñe a las colecciones actuales, a los que se pueden considerar materiales al alcance habitual de cualquier usuario, puesto que cuando es necesario restaurar una obra del fondo antiguo o cualquier pieza que se considera una joya bibliográfica «yo no intervengo, se envían desde la Biblioteca al Centro de Conservación y Restauración de Castilla-La Mancha», precisa.

Mil libros revividos en la BibliotecaMil libros revividos en la Biblioteca - Foto: Tomás Fernández de MoyaGago lleva varios años trabajando en la Biblioteca, donde ha desempeñado varias funciones. Al mismo tiempo, por su propia curiosidad, tenía algunas nociones de encuadernación, que desde que finalizó el pasado verano le han proporcionado una nueva ocupación de la que afirma: «Disfruto mucho», puesto que además le da la oportunidad «de dar nueva vida a muchos libros que de otra forma tendrían que ser desechados». Pero también hay ocasiones en que el ejemplar que le traen ya no tiene salvación posible.

Una reparación. Cuando La Tribuna visita su pequeño taller, Gago está trabajando sobre un libro reciente, llegado a la Biblioteca el año pasado, una obra sobre música contemporánea que se consulta con bastante frecuencia. La mayoría de sus hojas están sueltas al haberse despegado del lomo. Explica que ya son muy pocas las editoriales que realizan sus ediciones con las hojas de papel unidas en cuadernillos, «ahora las hojas individuales se pegan al lomo por termosellado», lo que favorece que las páginas se desorganicen mucho antes.

El proceso de reconstrucción del libro requiere volver a colocar las hojas en su orden, igualarlas, sujetarlas entre dos tablas con sendos sargentos, con ayuda de una sierra abrir varias ranuras en las hojas en las que introduce hilo de encuadernar, encolar y pegar el conjunto al lomo y dejar secar.

Mil libros revividos en la BibliotecaMil libros revividos en la Biblioteca - Foto: Tomás Fernández de MoyaA veces es necesario hacer una portada nueva. En estos casos, Gago detalla, «no podemos bajar una portada de internet y colocarla porque eso va contra el derecho de propiedad intelectual». En esas circunstancias su tarea pasa por crear una portada nueva en cartulina, de forma que recuerde de algún modo el elemento perdido. Es entonces cuando recurre a los botes de pintura y lo que se pueda recuperar de las cubiertas deterioradas.