Se cumplen más de tres semanas desde que el hospital de Valdepeñas tuvo que suprimir el suministro de agua potable en sus instalaciones por la detección de altos niveles de trihalometanos en una de sus muestras, que superaba por más de 30 miligramos por litro el máximo de 100 permitido para garantizar la salubridad de su consumo.

La situación se detectó a finales de septiembre, cuando aparecieron carteles de advertencia en los cuartos de baño y se empezó a entregar agua embotellada entre pacientes y trabajadores, así como se empezó a emplear en la preparación de los alimentos de los internos. Sin embargo, pese a que fuentes oficiales del Sescam consultadas por este diario aseguran que el problema «ya no existe» y que la entrega de botellas de agua «es algo que siempre se ha hecho», desde los sindicatos representados en el hospital discrepan y aseguran que la situación no solo continúa, sino que la «desinformación» por parte de los responsables ha derivado en un clima de «incertidumbre» entre los trabajadores. Mientras, la empresa concesionaria del servicio de aguas en Valdepeñas, Aqualia, apuntaba en Cadena Ser que no existía ningún problema en la red de abastecimiento  y que se trataba de un problema interno del hospital tras realizar análisis en la red de abastecimiento del centro sanitario.

«El problema está ahí, y es algo que se sabe, pero ni el director del centro ni el Sescam dan ningún tipo de información al respecto», aseguran fuentes del sindicato CSIF, desde donde recalcan que el tiempo pasa y las explicaciones «siguen sin llegar». Circunstancias que, además, afectan a los trabajadores del centro, que solicitan respuestas a la organización sindicical «que no podemos darles porque nadie nos dice qué es lo que pasa, solo hay opiniones».

Desde el CSIF subrayaron su exigencia de que los responsables sanitarios «nos informen de qué es lo que ocurre y cómo se está actuando al respecto».